jueves, 28 de abril de 2011

EN EL SENTIDO DE LAS COSAS QUE SON.


Magdiel Aspillaga

Tu estás sobre el tren alejándote, lo sabes, yo no alcanzo a decirte nada, solo palabras ocultas trás el cristal y el negro humo que asciende entre tu y yo y las mil distancias de esta remota estación da lo mismo si de una película de Angelopoulos o del lejano Aguacate, viene a mi cabeza el texto de una novela radial...ella murió y va a morir y sabe que va a morir....pero tu no, solo ríes te transmutas y alcanzas la gloria significando para mi lo que más y lo que menos podía yo empezar a pensar, ahora en este mismo momento instante en que te alejas, tan lejos y tan cerca, al final no sé que hacer con mi vida pero si mirarte eso y nada más. Hace mucho tiempo leí una novela que se llamaba “Farabeuf, o la crónica de un instante” de Carlos Elizondo, relato postmoderno, abstracto, libre, sadomasoquista, obsceno, bello, poético, novela que se inspira libremente en el personaje del famosos cirujano francés Farabeuf, la novela o poema nos lleva a una cirugía al cuerpo, el cuerpo siempre presente, sexualidad, deseo, represión y sobretodo a esos momentos pequeños, únicos, casi efímeros que a veces alguien llamó orgasmos, delirios o ascensiones. Ayer vi “Stone” una de las ultimas películas de Robert de Niro y Edward Norton acompañados de la bella y siempre sorprendente Milla Jovovich, la película también me recordó “Farabeuf” y todo porque “Farabeuf” me recuerda a ti, esto no se sabe si va a ser una critica sobre cine, un ensayo sobre postmodernidad, una carta de amor o el permanente delirio neurótico de mis textos en este blog, “Stone” también me recordó algunas películas de Víctor Sjöström y los policiacos franceses de Alain Corneau o por alguna extraña razón aquel filme de Alain Delón donde le asesinaban a la hija y este iba haciendo justicia y venganza a lo largo de la cinta hasta descubrir que el responsable de todo era su mejor amigo y entonces el lo perdonaba vestido de payaso mientras le daba la espalda con el maquillaje corrido y el amigo no aguantaba la culpa (siempre la culpa) y se suicidaba delante de su propio hijo. Alain Delón se detenía único y sereno ante el disparo y después seguía su camino triste ahora por la perdida de su amigo pero tranquilo ante el cumplimiento final de la venganza.
De la culpa, el remordimiento y el pecado es “Stone”. Nunca me había gustado más el cine norteamericano que cuando se fue pareciendo al europeo y nunca me gustó menos el cine europeo que cuando se fue pareciendo cada vez más al norteamericano. “Stone” es un manifiesto en tono suave sobre la culpa, el rencor y el miedo en el que se ha sumido el pensamiento contemporáneo, por lo regular no me gusta hablar de la película en el sentido literal, prefiero escribir sobre lo que me transmite a otros niveles sensitivos, poéticos. El filme es una pieza excelentemente realizada, la puesta en escena, las actuaciones y la propia historia se basan en una sencillez que resulta aplastante, algo de Robert Bresson con el James Ivory de “Lo que queda del día”. “Stone” compartió conmigo que la pretensión no va a ninguna parte y de nada sirve gritar, culpar y definirnos como si fuera esta una real necesidad humana. “Stone” compartió conmigo que somos violentos porque alguien dijo que teníamos la culpa de esto y de lo aquello y que existe el pecado y el pecado es parte de la culpa lo que vale es nuestra autoreconocida fe en lo que somos más allá de lo que un día (casualmente el de nuestro cumpleaños) decidieron nombrarnos, llamarnos, especificarnos. “Stone” compartió conmigo que no hay que tenerle miedo a dos actores encerrados en una locación para que una película sea sensacional, ni hay que tenerle miedo a ser sensacional. “Stone” compartió conmigo dos frases que llevo a todos lados porque soy fan de los dos autores la primera es de Martí (cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea) la segunda de Cristo (que tire la primera piedra aquel que este libre de pecado) y ambas me conforman ante “Stone” como el que trata de hacer películas y como el que trata de verlas, de un lado y otro de la pantalla como una secuencia de “La rosa purpura de El Cairo”, en este mundo por suerte existen también los apóstoles y los iluminados y los que mueren de cara al sol y los que caminan sobre el mar, a pesar de que sigan naciendo los caudillos, los gendarmes y los realtors, da lo mismo el país, la bandera y la religión. Al final como en “Stone” solo es verdadero el fuego, infinitos cuerpos el tuyo y el mio atravesados de pecado, dudas y de culpas, porque no se a donde vamos, no me lo preguntes tampoco, no soy bueno en casi nada, algún día me mostraron norte sur este oeste y pare de contar, porque no va a poder ser o porque si, porque las cosas no son como una quiere a no ser que se haga una revolución y de eso no estoy seguro, solo el cuerpo permanente y abierto de escalpelos allá en lo adentro donde hay vasos sanguíneos y muchos órganos que parecen son vitales, donde el fuego tranquiliza, exorciza, hace imagen.

3 comentarios:

Galatea dijo...

Waoooooooo que lindo, y como siempre intenso, como a punto de perder la vida, y es que no sabemos cuando,y al mismo tiempo lo sabemos todo, que delirio vivir y amar así, te entiendo mas que a mi misma, TQM.

Anónimo dijo...

“¿Somos la materialización del deseo de alguien que nos ha convocado, de alguien que nos ha construido en sus recuerdos, con sombras que nada significan?” ¿Es que somos acaso una mentira?... Personajes de un relato fantástico que han cobrado vida, sueños que están siendo soñados por seres diversos en diferentes lugares del mundo. Somos el sueño de otro. ¿Por qué no? O una mentira. O somos la concreción, en términos humanos, de una partida de ajedrez cerrada en tablas, somos una película cinematográfica que dura apenas un instante. O la imagen de otros, que no somos nosotros en un espejo. Somos el pensamiento de un demente. Alguno de nosotros es real y los demás somos su alucinación. Esto también es posible. Somos una errata que ha pasado inadvertida que hace confuso un texto, por lo demás, muy claro; el trastocamiento de las líneas de un texto que nos hace cobrar vida de esta manera prodigiosa; o un texto que por estar reflejado en un espejo cobra un sentido totalmente diferente del que en realidad tiene. Somos una premonición; la imagen que se forma en la mente de alguien mucho antes de que los acontecimientos, mediante los cuales nosotros participamos en su vida, tengan lugar; un hecho fortuito que aún no se realiza, que apenas se está gestando en los resquicios del tiempo; un hecho futuro que aún no acontece. Somos un signo incomprensible trazado sobre un vidrio empañado en una tarde de lluvia: Somos el recuerdo, casi perdido, de un hecho remoto. Somos seres y cosas invocadas mediante una fórmula de nigromancia. Somos algo que ha sido olvidado. Somos una acumulación de palabras, un hecho consignado mediante una escritura ilegible; un testimonio que nadie escucha. Somos parte de un espectáculo de magia recreativa. Una cuenta errada. Somos la imagen fugaz e involuntaria que cruza la mente de los amantes cuando se encuentran, en el instante en que se gozan, en el momento en que mueren. Somos un pensamiento secreto...” Farabeuf

"Tu y yo sabemos de que va esta historia y mientras te digo esto Nicholas Ray esta mirándome en la puerta sin reírse y se marcha..."

Anónimo dijo...

"-Acaso fuera un sueño todo esto. Un sueño del que no despertaremos hasta que alguien, o algo, nos responda a esta pregunta que noche a noche nos hacemos:¿de quién es ese cuerpo que tanto amamos?".

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