Cubanos:
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Todo convida esta noche al silencio respetuoso más que a las palabras: las tumbas tienen por lenguaje las flores de resurrección que nacen sobre las sepulturas: ni lágrimas pasajeras ni himnos de oficio son tributo propio a los que con la luz de su muerte señalaron a la piedad humana soñolienta el imperio de la abominación y la codicia. Esas orlas son de respeto, no de muerte; esas banderas están a media asta, no los corazones. Pido luto a mi pensamiento para las frases breves que se esperan esta noche del viajero que viene a estas palabras de improviso, después de un día atareado de creación: y el pensamiento se me niega al luto. No siento hoy como ayer romper coléricas al pie de esta tribuna, coléricas y dolorosas, las olas de la mar que trae de nuestra tierra la agonía y la ira, ni es llanto lo que oigo, ni manos suplicantes las que veo, ni cabezas caídas las que escuchan, sino cabezas altas! y afuera de esas puertas repletas, viene la ola de un pueblo que marcha. ¡Así el sol, después de la sombra de la noche, levanta por el horizonte puro su copa de oro! |
Otros lamenten la muerte necesaria: yo creo en ella como la almohada, y la levadura, y el triunfo de la vida. La mañana después de la tormenta, por la cuenca del árbol desraigado echa la tierra fuente de frescura, y es más alegre el verde de los árboles, y el aire está como lleno de banderas, y el cielo es un dosel de gloria azul, y se inundan los pechos de los hombres de una titánica alegría. Allá, por sobre los depósitos de la muerte, aletea, como redimiéndose, y se pierde por lo alto de los aires, la luz que surge invicta de la podredumbre. La amapola más roja y más leve crece sobre las tumbas desatendidas. El árbol que da mejor fruta es el que tiene debajo un muerto. |
Otros lamenten la muerte hermosa y útil, por donde la patria saneada rescató su complicidad involuntaria con el crimen, por donde se cría aquel fuego purísimo e invisible en que se acendran para la virtud y se templan para el porvenir las almas fieles. Del semillero de las tumbas levántase impalpable, como los vahos del amanecer, la virtud inmortal, orea la tierra tímida, azota los rostros viles, empapa el aire, entra triunfante en los corazones de los vivos: la muerte da jefes, la muerte da lecciones y ejemplos, la muerte nos lleva el dedo por sobre el libro de la vida: ¡así, de esos enlaces continuos invisibles, se va tejiendo el alma de la patria! |
La palabra viril no se complace en descripciones espantosas; ni se ha de abrumar al arrepentido por fustigar al malvado; ni ha de convertirse la tumba del mártir en parche de pelea; ni se ha de decir, aún en la ciega hermosura de las batallas, lo que mueve las almas de los hombres a la fiereza y al rencor. ¡Ni es de cubanos, ni lo será jamás, meterse en la sangre hasta la cintura, y avivar con un haz de niños muertos, los crímenes del mundo: ni es de cubanos vivir, como el chacal en la jaula, dándole vueltas al odio! Lo que anhelamos es decir aquí con qué amor entrañable, un amor como purificado y angélico, queremos a aquellas criaturas que el decoro levantó de un rayo hasta la sublimidad, y cayeron, por la ley del sacrificio, para publicar al mundo indiferente aun a nuestro clamor, la justicia absoluta con que se irguió la tierra contra sus dueños: lo que queremos es saludar con inefable gratitud, como misterioso símbolo de la pujanza patria, del oculto y seguro poder del alma criolla, a los que, a la primer voz de la muerte, subieron sonriendo, del apego y cobardía de la vida común, al heroísmo ejemplar. |
¿Quién, quién era el primero en la procesión del sacrificio, cuando el tambor de muerte redoblaba, y se oía el olear de los sollozos, y bajaban la cabeza los asesinos; quien era el primero, con una sonrisa de paz en los labios, y el paso firme, y casi alegre, y todo él como ceñido ya de luz? Chispeaba por los corredores de las aulas un criollo dadivoso y fino, el bozo en flor y el pájaro en el alma, ensortijada la mano, como una joya el pie, gusto todo y regalo y carruaje, sin una arruga en el ligero pensamiento: ¡y el que marchaba a paso firme a la cabeza de la procesión, era el niño travieso y casquivano de las aulas felices, el de la mano de sortijas y el pie como una joya! ¿Y el otro, el taciturno, el que tenían sus compañeros por mozo de poco empuje y de avisos escasos? ¡Con superior beldad se le animó el rostro caído, con soberbio poder se le levantó el ánimo patrio, con abrazos firmes apretó, al salir a la muerte, a sus amigos, y con la mano serena les enjugó las lágrimas! ¡Así, en los alzamientos por venir, del pecho más oscuro saldrá, a triunfar, la gloria! ¡Así, del valor oculto, crecerán los ejércitos de mañana! ¡Así, con la ocasión sublime, los indiferentes y culpables de hoy, los vanos y descuidados de hoy, competirán en fuego con los más valerosos! El niño de diez y seis años iba delante, sonriendo, ceñido como de luz, volviendo atrás la cabeza, por si alguien se le acobardaba... |
Y ¿recordaré el presidio inicuo, con la galera espantable de vicios contribuyentes, tanto por cada villanía, a los pargos y valdepeñas de la mesa venenosa del general; con los viejos acuchillados por pura diversión, los viejos que dieron al país trece hombres fuertes, para que no fuese en balde el paseo de las cintas de hule y de sus fáciles amigas; con los presidiarios moribundos, volteados sobre la tierra, a ver si revivían, a punta de sable; con el castigo de la yaya feroz, al compás de la banda de bronce, para que no se oyesen por sobre los muros de piedra los alaridos del preso despedazado? ¡Pues éstos son de otros horrores más crueles, y más tristes y más inútiles, y más de temer que los de andar descalzo! ¿O recordaré la madrugada fría, cuando de pie, como fantasmas justificadores, en el silencio de Madrid dormido, a la puerta de los palacios y bajo la cruz de las iglesias, clavaron los estudiantes sobrevivientes el padrón de vergüenza nacional, el recuerdo del crimen que la ciudad leyó espantada? ¿O un día recordaré, un día de verano madrileño, cuando al calce de un hombre seco y lívido, de barba y alma ralas, muy cruzado y muy saludado y muy pomposo, iba un niño febril, sujeto apenas por brazos más potentes, gritando al horrible codicioso: "¡Infame, infame!" ¡Recordaré al magnánimo español, huésped querido de todos nuestros hogares, laureado aquí en efigie junto con el heroico vindicador, que en los dientes de la misma muerte, prefiriendo al premio del cómplice la pobreza del justo, negó su espada al asesinato! Dicen que sufre, comido de pesar en el rincón donde apenas puede consolarlo de la cólera del vencedor pudiente, el cariño de los vencidos miserables. ¡Sean para el buen español, cubanas agradecidas, nuestras flores piadosas! |
Y después ¡ya no hay más, en cuanto a tierra, que aquellas cuatro osamentas que dormían, de Sur a Norte, sobre las otras cuatro que dormían de Norte a Sur: no hay más que un gemelo de camisa, junto a una mano seca: no hay más que un montón de huesos abrazados en el fondo de un cajón de plomo! ¡Nunca olvidará Cuba, ni los que sepan de heroicidad olvidarán, al que con mano augusta detuvo, frente a todos los riesgos, el sarcófago intacto, que fue para la patria manantial de sangre; al que bajó a la tierra con sus manos de amor, y en acerba hora de aquellas que juntan de súbito al hombre con la eternidad, palpó la muerte helada, bañó de llanto terrible los cráneos de sus compañeros! El sol lucía en el cielo cuando sacó en sus brazos, de la fosa, los huesos venerados: ¡jamás cesará de caer el sol sobre el sublime vengador sin ira! |
¡Cesen ya, puesto que por ellos es la patria más pura y hermosa, las lamentaciones que sólo han de acompañar a los muertos inútiles! Los pueblos viven de la levadura heroica. El mucho heroísmo ha de sanear el mucho crimen. Donde se fue muy vil, se ha de ser muy grande. Por lo invisible de la vida corren magníficas leyes. Para sacudir al mundo, con el horror extremo de la inhumanidad y la codicia que agobian a su patria, murieron, con la poesía de la niñez y el candor de la inocencia, a manos de la inhumanidad y la codicia. Para levantar con la razón de su prueba irrecusable el ánima medrosa de los que dudan del arranque y virtud de un pueblo en apariencia indiferente y frívolo, salieron riendo del aula descuidada, o pensando en la novia y el pie breve, y entraron a paso firme, sin quebrantos de rodilla ni temblores de brazos, en la muerte bárbara. Para unir en concordia, por el respeto que impone en unos el remordimiento y la piedad que moverán en otros los arrepentidos, las dos poblaciones que han de llegar por fatalidad inevitable a un acuerdo en la justicia o a un exterminio violento, se alzó el vengador con alma de perdón, y aseguró, por la moderación de su triunfo, su obra de justicia. ¡Mañana, como hoy en el destierro, irán a poner flores en la tierra libre, ante el monumento del perdón, los hermanos de los asesinados, y los que, poniendo el honor sobre el accidente del país, no quieren llamarse hermanos de los asesinos! |
Cantemos hoy, ante la tumba inolvidable, el himno de la vida. Ayer lo oí a la misma tierra, cuando venia, por la tarde hosca, a este pueblo fiel. Era el paisaje húmedo y negruzco; corría turbulento el arroyo cenagoso; las cañas, pocas y mustias, no mecían su verdor quejosamente, como aquellas queridas por donde piden redención los que las fecundaron con su muerte, sino se entraban, ásperas e hirsutas, como puñales extranjeros, por el corazón: y en lo alto de las nubes desgarradas, un pino, desafiando la tempestad, erguía entero, su copa. Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí, al centelleo de la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta erguirse, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos: ¡Eso somos nosotros: pinos nuevos!
Liceo Cubano en Tampa, 27 de noviembre de 1891 en conmemoración del 27 de Noviembre de 1871.
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domingo, 27 de mayo de 2012
JOSÉ MARTÍ: LOS PINOS NUEVOS.
martes, 22 de mayo de 2012
viernes, 18 de mayo de 2012
EL PASO SUSPENDIDO DE LA CIGUEÑA.
Magdiel Aspillaga
El
hombre se hizo eterno cuando se paró con valor frente a la locomotora de la
pantalla sin saber si sería aplastado por esta, y aunque dudó por un momento y
miró al cielo en llanto –Dios mío
porque me has abandonado- comprendió que aquel era el día de su nacimiento. Primero
una niña y un niño hermanos miran como arrastran por la nieve a un sangrante
caballo y el niño llora y la hermana le dice que tiene que ser fuerte, al final
de este viaje comprenderán que la vida es bella pero profundamente dura, un
soldado seguirá fumando en la frontera mientras el año termina, las luces del
otro lado y de su propia tierra indican las fiestas, la vendimia y el sexo, el
entendimiento del mundo en la cintura de una mujer, un anciano intenta
suicidarse pero antes decide comer cerezas, se sube a un árbol y comienza a
comerlas, las disfruta sabiendo que será la última vez, siente el sabor y recuerda cuando era niño, decide
entonces compartir este deleite con su esposa, coge varias, las lleva entre sus
manos violando la noche, llega, su esposa duerme, el las deja sobre la mesa y se acuesta junto a ella tratando de
no despertarla y amándola, permaneciendo.
El cine surgió inocentemente como las grandes cosas de este mundo desde
la sencillez de la vida, un hombre que se riega por accidente con una manguera
en su jardín, unos obreros que salen nuevamente de su fábrica, un matrimonio de se besa y ríe en un
inicial y primer plano. Desde la profundidad
de un cine viene un señor largo y una mujer muy blanca, sus sombras están
dibujadas en las paredes y tienen vida propia y se sientan a mi lado ensangrentados y me dicen que ellos también
han dejado todo atrás, una madre deambula entre los maderos en las afueras de
Moscu, busca desesperadamente mi nombre escrito a puñaladas sobre los maderos
que han llegado desde la lejana Siberia, junto a ella hay otras madres, muchas
madres, algunas encuentran nombres diversos llevan la fecha grabada (constancia de que aún estaban con vida en ese momento), algunas no encuentran nada, se
abrazan al mismo tronco vacío y caen de rodilla. Una mujer se desaparece en una
isla, desde una avioneta se hacen señales de amor, orgías en desiertos,
silencios prolongados, inquietud de vértigos y pasos contados. Detrás de cada
imagen yace la verdad sobre nuestras vidas, vivimos infinitamente en celuloide.
Cuando una mujer abre una ventana en una película, abre el mundo, abre una
cabeza, abre un ojo, abre su sexo, sus senos, tira una copa de vino al cielo
cubriendo todo de rojo para después en un dolly -in convertirse en el azul no
preciso de un antiguo dibujo animado, un hombre sueña con una mujer y
después de ella salen hijos que serán ancianos, todo cambia y al final, seguimos
como en un melodrama ondeando nuestra mano sobre el viaje. Todo nació cuando se
hizo la luz, antes fue el verbo, el ojo, un recuerdo por encima del profundo mar ante el cual oramos.
domingo, 13 de mayo de 2012
PIER PAOLO PASOLINI: "EL PODER SIN ROSTRO". EL VERDADERO FASCISMO Y POR LO TANTO EL VERDADERO ANTIFASCISMO
¿Qué es la cultura de una nación? Corrientemente se cree, incluso por parte de personas cultas, que es la cultura de los científicos, de los políticos, de los profesores, de los literatos, de los cineastas, etc.; es decir, que es la cultura de la intelectualidad. Pero no es así. Ni tampoco es la cultura de la clase dominante que precisamente a través de la lucha de clases intenta imponerla al menos formalmente. Finalmente, tampoco es la cultura popular de obreros y campesinos. La cultura de una nación es el conjunto de todas estas culturas de clases: es el total de todas ellas. Y sería abstracta si no fuera reconocible -o, mejor dicho, visible- en lo vivido y en lo existencial, y si consecuentemente no tuviera una dimensión práctica. Durante muchos siglos, en Italia, estas culturas se han distinguido aunque históricamente hayan estado unificadas. Hoy -casi de repente, en una especie de Advenimiento- la distinción y la unificación históricas le han cedido el puesto a una homologación que realiza casi milagrosamente el sueño interclasista del viejo Poder. ¿A qué es debida tal homologación? Evidentemente a un nuevo Poder.
Escribo « Poder» con P mayúscula -algo que Maurizio Ferrara acusa de irracionalidad, en la Unità (12-6-1974)- , sólo porque no sé en qué consiste este nuevo Poder y quién lo representa. Tan sólo sé que existe. Ya no lo reconozco en el Vaticano, ni en los Poderes democristianos, ni en las Fuerzas Armadas. Tampoco lo reconozco ya en la gran industria, porque ya no está constituida por un cierto número limitado de grandes industriales: a mí, al menos, me parece más bien como un todo (industrialización total), y, además, como un todo no italiano(transnacional).
También conozco -porque las veo y las vivo- algunas características de este nuevo Poder que aún no tiene rostro; por ejemplo, su rechazo de las viejas tendencias reaccionarias y del viejo clericalismo, su decisión de abandonar a la Iglesia, su determinación (coronada por el éxito) de transformar a los campesinos y a los subproletarios en pequeños burgueses, y sobre todo su anhelo, que parece cósmico, de llevar a cabo hasta el final el «desarrollo»: producir y consumir.
La identikit de este rostro aún en blanco de este nuevo Poder le atribuye vagamente rasgos «modernos», debidos a la tolerancia y a una ideología hedonista perfectamente autosuficiente: aunque también tiene rasgos feroces y sustancialmente represivos: la tolerancia en realidad es falsa porque la verdad es que nunca ningún hombre ha tenido que ser tan normal y conformista como el consumidor; y en cuanto al hedonismo, éste encubre evidentemente una decisión de preordenarlo todo con una crueldad jamás conocida por la historia. De modo que este nuevo Poder aún no representado por nadie y debido a un «cambio» de la clase dominante, es en realidad -si queremos conservar la vieja terminología- una forma «total» de fascismo. Pero este Poder también ha «homologado» culturalmente a toda Italia: se trata, pues, de una homologación represiva, aunque se haya obtenido a través de la imposición del hedonismo y de la joie de vivre. La estrategia de la tensión es una señal, aunque anacrónica, de todo esto.
Maurizio Ferrara, en el artículo mencionado (así como también Ferrarotti, en Paese Sera, 14-6-1974) me acusa de estetismo. Y con esto tiende a excluirme, a encerrarme. Bien, mi visión puede ser la de un «artista», o, como pretende la burguesía, la de un loco. Pero, por ejemplo, el hecho de que dos representantes del viejo Poder (que ahora en realidad sirven, aunque interlocutoriamente, al nuevo Poder) se hayan atacado respectivamente a propósito de las financiaciones a los partidos y del caso Montesi, también puede ser una buena razón para hacer enloquecer: es decir, desacreditar tanto a una clase dirigente y a una sociedad, a los ojos de un hombre, como para hacerle perder el sentido de lo oportuno y de los límites, lanzándolo a un auténtico estado de sensación de falta de leyes o de organización social. Y hay que añadir que se tiene que tomar en consideración la visión de los locos: a no ser que se quiera ser muy avanzado en todo menos en el problema de los locos, limitándose cómodamente a sacárselos de encima alejándolos.
Volviendo al principio de nuestra argumentación, me parece que hay buenas razones para sostener que la cultura de una nación (Italia por ejemplo) se expresa hoy sobre todo a través del lenguaje del comportamiento, o lenguaje físico, más un cierto porcentaje completamente convencional y tremendamente pobre- de lenguaje verbal.
Es a dicho nivel de comunicación lingüística que se manifiestan: a) el cambio antropológico de los italianos; b) su completa homologación a un modelo único. O sea, decidir dejarse crecer el pelo hasta los hombros, o cortarse el pelo y dejarse crecer bigote (al estilo novecentista); decidir ponerse una cinta en la cabeza o un gorro hasta los ojos; decidir si soñar con un Ferrari o con un Porsche; seguir atentamente los programas televisivos; conocer los títulos de algunos best-sellers; vestirse con pantalones y camisetas rabiosamente de moda; tener relaciones obsesivas con chicas que se quiere tener al lado como adorno pero pretendiendo a la vez que sean «libres», etc., etc., etc.: todos éstos son actos culturales.
Ahora, todos los italianos jóvenes cumplen estos mismos actos, tienen este mismo lenguaje físico, son intercambiables; es algo tan viejo como el mundo, si se limita a una clase social, a una categoría; pero el hecho es que estos actos culturales y este lenguaje somático son interclasistas. En una plaza llena de jóvenes, nadie podrá distinguir, por su cuerpo, a un obrero de un estudiante, a un fascista de un antifascista; lo que aún era factible en 1968. Los problemas de un intelectual perteneciente a la intelligencija son distintos de los de un partido y de un hombre político, aunque a lo mejor la ideología sea la misma. Quisiera que mis actuales contradictores de izquierda comprendieran que estoy en condiciones de darme cuenta de que, en el caso de que el desarrollo sufriera un paro y se volviera atrás, si los partidos de izquierda no apoyaran al Poder vigente, Italia se desmembraría sencillamente; si por el contrario prosiguiera el desarrollo tal como ha comenzado, el llamado “compromiso histórico” sería indudablemente realista por ser la única forma de intentar corregir dicho desarrollo, en el sentido indicado por Berlinguer en su informe al CC del Partido Comunista (ver L’Unità, 4-6-1974). De todos modos, así como a Maurizio Ferrara no le competen los rostros, a mí no me compete esta maniobra de práctica política. Como máximo, tengo el deber de ejercer quijotescamente y quizá extremísticamente mi crítica sobre la misma. ¿Cuáles son, pues, los problemas?
Aquí tenemos uno, por ejemplo. Decía en el artículo que ha suscitado esta polémica (Corriere della sera, 10-6-1974) que los responsables reales de las tragedias de Milán y de Brescia son el gobierno y la policía italiana: porque si el gobierno y la policía hubieran querido, no habrían sucedido esas tragedias. Está claro. Y ahora quizá se burlarán de mí si digo que también nosotros los progresistas, los antifascistas, los hombres de izquierdas, somos responsables de esas tragedias. Porque no hemos hecho nada en todos estos años: 1) para que hablar de «tragedia de Estado» no fuera algo normal, y para que todo acabara; 2) (y lo más grave) no hemos hecho nada para que no haya fascistas. Sólo, los hemos condenado aligerando nuestra conciencia con nuestra indignación; y cuánto más fuerte y petulante era la indignación más tranquila quedaba nuestra conciencia.
En realidad nos hemos comportado con los fascistas (y hablo sobre todo de los jóvenes) en modo racista, es como si rápida y despiadadamente hubiéramos querido creer que estuvieran racialmente predestinados a ser fascistas, y que ante tal decisión de su destino no hubiera nada que hacer. Y no lo ocultemos: todos sabíamos, dentro de nuestra conciencia, que cuando uno de aquellos jóvenes decidía volverse fascista, se trataba de algo puramente casual, no se trataba más que de un gesto irracional y sin motivo: quizá hubiera bastado una sola palabra para que aquello no hubiera ocurrido. Pero ninguno de nosotros nunca ha hablado con ellos ni se les ha dirigido. Inmediatamente los hemos aceptado como representantes inevitables del mal. Y a veces se trataba de muchachos y muchachas adolescentes de dieciocho años, que no sabían nada de nada, y que se habían lanzado a la horrible aventura simplemente por desesperación.
Pero no podíamos distinguirlos de los otros (no digo de los Otros extremistas, sino de todos los otros). Ésta es nuestra pavorosa justificación.
El padre Zosima (¡y se trata de literatura!) en seguida supo distinguir, entre todos los que estaban hacinados en su celda, a Dmitrj Karamazov, el parricida. Y levantándose de su asiento fue a postrarse ante él. Y lo hizo (como le diría después al más joven de los Karamazov) porque Dmitrj estaba destinado a hacer la cosa más horrible y a soportar el más inhumano de los dolores. Piensen (si se sienten con fuerzas) en el muchacho o en los muchachos que fueron a poner las bombas en la plaza de Brescia. ¿No es como para levantarse e irse a postrar ante ellos? Seguramente eran jóvenes de pelo largo, o con bigotito al estilo de principios de siglo, llevaban cintas en la cabeza o gorros calados hasta los ojos, eran pálidos y presuntuosos, su problema era el de vestirse a la moda, todos igual, tener un Porsche o un Ferrari, o motos y conducirlas como pequeños arcángeles idiotas llevando detrás chicas decorativas y modernas, de esas que están a favor del divorcio, de la liberación de la mujer y del desarrollo en general... Eran jóvenes como todos los demás: nada los distinguía en ningún modo. Aunque hubiéramos querido, no habríamos podido ir a postrarnos ante ellos. El viejo fascismo, aunque fuera a través de la degeneración retórica, distinguía; el nuevo fascismo -que es toda otra cosa- ya no distingue: no es humanísticamente retórico, es americanamente pragmático. Su fin es la reorganización y la homologación brutalmente totalitaria del mundo.
Tomado del "Corriere della sera" bajo el título “El Poder sin rostro". 1974.
Imagenes del filme de Tinto Brass "Salon Kitty".
jueves, 10 de mayo de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
CABARET DESIRE DE ERIKA LUST.
Erika Lust en el set con dos de las actrices.
Encontré este filme "Cabaret desire" de la realizadora Erika Lust, me recuerda al "Shortbus" de John Cameron Mitchell.
AQUÍ LA WEB DEL FILME.
AQUÍ LA WEB DE SU DIRECTORA.
Encontré este filme "Cabaret desire" de la realizadora Erika Lust, me recuerda al "Shortbus" de John Cameron Mitchell.
AQUÍ LA WEB DEL FILME.
AQUÍ LA WEB DE SU DIRECTORA.
viernes, 4 de mayo de 2012
CONCRETO
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La probeta de hormigón (concrete test specimens) es un objeto asociado tecnológica e
históricamente a la arquitectura moderna. En Cuba se han acumulado cientos de
miles por toda la isla en los últimos setenta años y el conjunto de esta
totalidad conforma un estrato reposado y abstracto, un
sedimento geológico de hormigón que diagrama el suceso de la modernidad y la
implementación de la industrialización en la arquitectura cubana.
Es un cilindro rectangular que
tiene, por norma, 6 pulgadas de diámetro por 12 pulgadas de altura
(15cmx30cm), aunque otras proporciones existen. Su composición, que es la del
concreto deriva de una mezcla de agua y cemento a la cual se le añaden los
agregados finos y gruesos como la arena y la grava.
El objeto se produce para evaluar y
controlar la producción del hormigón ya sea en la fábrica o durante la
construcción (in situ) de una obra arquitectónica o ingenieril.
Cuando se producen durante el proceso de edificación se usan muestras que
comparten similares condiciones con el material empleado en la construcción.
Para esto se toman porciones de la mezcla preparada y se vierten en los moldes
cilíndricos (metálicos) de los cuales resultan las probetas.
Diagrama de elaboración de probetas |
Antes de extraer el cilindro resultante del molde se graban en una de sus caras circulares los códigos de la producción y la fecha del día. Estos datos distinguirán por siempre a la probeta de las otras producidas allí ese día o en cualquier otro lugar y tiempo. Las muestras se secan y curan para evaluarlas posteriormente y constatar la calidad del mortero, la homogeneidad, el peso y la potencial resistencia a distintas presiones y factores ambientales. Las probetas producidas en la fábrica se prueban después de dos meses y medio (72 días) de curadas y las creadas en el lugar de una construcción se prueban rápidamente para responder a la inmediatez del proceso productivo.
Se puede pensar que en algunos casos
las probetas condensan el material empleado en los edificios, en otros casos, el
material discriminado, la mezcla que fue excluida de los inmuebles. Es decir,
en ocasiones el objeto participa de la memoria urbana compartiendo genes
y emparentado por la exactitud de la mezcla con las columnas, vigas, losas de
veredas y los techos de la ciudad. Pero en otras ocasiones participa de
las zonas abstractas y desdibujadas del fallo, de la materia marginada, del
error humano. Ambas posibilidades son interesantes de repensar e invitan a una
mirada especulativa en torno a la ciudad.
Ernesto Oroza, Marzo, 2012 |
Mario
Romañach. Edificio para la “Compañía de Inversiones en Bienes y Bonos, S.A.”.
1958 (Calle C entre 29 y Zapata, Vedado). Foto: www.arquitectura-cuba.blogspot.com
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Lo cierto es que hoy se acumulan y
derivan ambos grupos, mezclados todos los índices, digeridos sin distinción por
el tiempo y las ciudades de la isla. E inscribo el mapa en la isla porque hay
que poner limites geográficos -que ya los tiene en términos históricos- pero
podemos imaginar cuantos cilindros deambulan hoy por rincones de Brasilia y los
barrios de la Ciudad de México y Caracas.
Creo que las cifras marcadas en los cilindros, las fechas y otros signos en sus caras circulares, completan la función indicativa en la urbe de los procesos constructivos desarrollados en los últimos decenios. Por un lado estas fechas se consagran a una epifanía. Al instante milagroso de la dosificación perfecta, a proporciones ideales de agua y cemento, a temperaturas precisas de secado, a un clímax inmejorable de homogeneidad y fusión. Por otro lado estas fechas tienen una latencia biográfica. He buscado por años una que tenga mi fecha de nacimiento. Creo que al menos habrá una en toda la isla y esa probeta probable es también un índice de mi resistencia, o de mi falta de esta. He buscado insistentemente en las probetas que rodean los jardines del Ministerio de la Construcción efemérides marcadas en el cemento húmedo de la historia nacional: miércoles 31de diciembre de 1958, el sábado 15 de Abril de 1961, el martes 15 de Abril de 1980. ¿Será que esos días no se construyó nada? He encontrado muchas que parecen menos significativas pero resultan igual de inquietantes porque pueden apelar a historiografías no hechas, a eventos oscuros no contados, a días que solo se nombraron en un cilindro de hormigón: ¿que habrá ocurrido el domingo 30 de Julio de 1972 o el miércoles 13 de Mayo de 1981? Creo que este cilindro tiene una potencialidad enorme para fecundar y constituir diversas nociones historiográficas y sugerir nuevos umbrales especulativos.
Ernesto Oroza. “Cemento”, Aguacate,
2005.
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Ernesto Oroza, proyecto de museo, 2011
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Ernesto Oroza, proyecto de museo, 2011 |
Ernesto Oroza, proyecto de museo, 2011 |
Ernesto Oroza, proyecto de museo, 2011
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Lo interesante es que al no participar
de estos estados comunes a la materia arquitectural tampoco lo hace del
universo cultural en el cual estas tipologías se inscriben. Difícilmente puede
ser leído como parte del escenario de una ruina, tampoco como integrante de un
estilo o de tipologías arquitectónicas precisas. Existe en el marco de una
tecnología constructiva específica pero su difícil definición tipológica le
permite evitar categorías culturales obvias. No parece fácil de imaginar
participando de secuencias vivenciales como bajar una escalera o dormir bajo
ella, atravesar una puerta, por lo que no podría participar de ficciones
grandilocuentes y retóricas. Digamos que la posible narrativa donde esta
probeta participe sería tan enmarañada y aburrida como este texto. La
clarificación parece ocurrir únicamente en el campo de las herramientas aunque
ahí también se complica la categorización. A pesar de su materialidad concreta
su presencia en el mundo responde a la virtualidad de una estadística: el
cilindro es únicamente el resultado de una herramienta de pruebas y de un
proceso de medición y control.
Ernesto Oroza, proyecto de museo, 2011
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Hugo
D’Acosta y Mercedes Álvarez. Vivienda experimental
en materiales laminares. 1965-68. Foto: Ernesto Oroza, 2003
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Ernesto Oroza, Schöneweide, 2011
[1] Me gustaría proyectar para este
museo hipotético una exposición de esas antenas vernáculas concebidas para
decodificar y "robar" la señal de la emisora estatal de radio
"para Centros de Gastronomía y Comercio de Ciudad de la
Habana". Los creadores de estas antenas las ocultan en cajas
pequeñas de plástico y mas comúnmente en el interior de autos de juguete. Esa
es la razón por la cual hay tantos televisores y radios en la Habana atados con
un cable delgado a pequeños autos de carrera o a camiones de bomberos y autos
de policía. Una exhibición de estas particulares antenas insertaría en el museo
otro mapa especulativo. Ver antena aquí.
* He comprobado recientemente
que ya no existe la señal de radio mencionada. (nota del autor,
marzo/2012)
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