jueves, 20 de enero de 2011

ELLA SE PARECE A MILA KUNIS.



Magdiel Aspillaga.

Llegó de negro como una chica tecno y después de mirarme de arriba a bajo me besó cayendo sobre mi boca tranquila y acompasadamente, diciéndome que tenía mi vida sexual publicada en el blog (creo que tiene razón). Después se alejó con esa gracia única de las mujeres bellas y se empezó a tocar el pelo, la ropa, los botones, los ojales que se yo, y volvió a mirarme única y desafiante, ahí la miré, se daba un aire pero no podía estar seguro, se parecía a Mila Kunis, un poco más adulta, más sangrienta, más triste y más callada, más segura, más amable, más enorme, más telúrica y también más matérica, allí a mi lado tratando en inicio de entender que es lo que ha pasado y sigue pasando entre los dos y después el cine y las mujeres bellas y la soledad y las calles que se debaten entre frente frío, lluvia, amanecer y rutina-desafío. Todo terminó de la única forma que podía ser, casi sin palabras, solo gestos, ecuestres maniobras de uno sobre el otro y a un lado y otro, reconocimiento remoto de las lenguas ágiles y expectantes ante todo y cuanto todo pudiera haber en derredor, zambullirse detrás de cada respiración y cada momento, ella es única y se parece a Mila Kunis, tal si la belleza fuera indefectiblemente cuestión del cine, seguimos con el miedo a la muerte, tratando de congelar el tiempo en cuadros y cuadros, en momentos que pertenecieron al pasado, tu lo sabes, siempre lo supiste, pero sigues dejándote llevar por las corrientes -dejalos, allá ellos, dejalos que no saben lo que hacen- decía Nietzsche agarrado al oído de un caballo que era golpeado por su dueño. Creo que nadie me ha comprendido como tu, eso si lo pongo en el blog, si quieres también algo sexual, de posiciones, de momentos, de arriba o abajo o dentro de uno o de la manera en que cada uno quería meterse dentro del otro aferrados al ultimo madero que nos quedaba de placer. Quisiera estar siempre contigo y verte correr por un campo a lo lejos como fuera de foco, alguna música de fondo que no puede faltar, como si quisiera arrancarte de adentro para mi adentro y corroborar con mi boca ojos pene dientes de que se compone tu materia. Anoche vi a Wim Wenders conversando con Nicholas Ray, Nicholas Ray iba a morir y Wim Wenders tenia unos tirantes rojos y reía, pero yo tenia ganas de llorar, y Nicholas Ray también reía, y yo nuevamente tenía ganas de llorar y pensaba en que hoy iba a medir mis palabras a la hora de escribir publicamente y que dices que soy dulce pero que te llevo recio, que tratas de no perdonarme pero que me quieres, y yo muy adentro (seguimos adentro y con lo adentro) sigo pensando que eres la única que me puede entender, la unica que resignada y en silencio sabe quien soy ademas de Mila Kunis y Nicholas Ray que ya murió y tambien un poco Henry Miller sobretodo cuando bebo cerveza en los clubes de strippers buscando a alguna mujer que se parezca a Mila Kunis. Tu te pareces a Mila Kunis, tu estás hecha de sal y de leche y de sexo, mucho de sexo, y también de esa sustancia química que alguien en algún momento me dijo de que estaba compuesta (ya ni me acuerdo) y que se llama celuloide. Tu y yo sabemos de que va esta historia y mientras te digo esto Nicholas Ray está mirándome en la puerta sin reírse y se marcha, si pudieras estar aquí ahora mismo y verlo me harías tan feliz, de eso se compone la felicidad solo de tus partes más íntimas unidas a las mías por boca sexo aire y mar, venirnos juntos y pensar que afuera nada existe, que todo esta inventado especialmente para nosotros. Mila Kunis no es real, solo existen las actrices pornos, los borrachos, mi barbero y los amigos desconocidos del laundry, solo existimos tu y yo (Nicholas Ray se fue) solo existimos tu yo en este mundo como el último inolvidable plano de una película de Oshima, como una despedida en un tren tu adentro yo afuera, y yo golpeo el cristal con las manos ensangrentadas, tu corres, que más, déjate llevar, corre, vuela, como prefieras, ascender si es preciso. Henry Miller bebe y me dice que eres una mujer bella, con eso me basta, (lo demás es inmediato) decirle a los astros cuanto los odias y que no vale la pena vivir así: sin Nicholas Ray, sin Henry Miller, con cosas que no son y dicen ser, con gente que queda atrás, con ademanes y gestos obligados, con tantas maniobras que se van a morir muy pronto. Me besas me quieres y te vas ligeramente haciéndote lejana en lo que yo alimento a mi doble y le cuento de tu ausencia.
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