domingo, 9 de enero de 2011

FAREWELL MY HONG KONG.


Magdiel Aspillaga

Roman Polanski se lanza por una ventana atravesando la corteza de cristal, dejandose caer por gravedad exacta varios pisos abajo.

–¡Está huyendo de la policía. Lo acusan de violar una menor. A una niña...monstruo agresivo. Is the creature of the black lagoon! ¡Atrápenlo!-

Lo curioso es que Polanski estaba vestido de mujer y se le viró una pierna completamente y quedó medio atontado y un tacón de los que llevaba salió disparado varios metros. Los vecinos del lugar se reunieron alrededor del cineasta polaco pero este seguía atontado y no decía palabra alguna, sangraba y era evidente que podía tener varios huesos rotos.

-¡Travesti! Gritó una anciana desde un piso vecino, la peluca y el carmín también se le corrían. Polanski trataba de que nadie lo descubriera, de que nadie notara que era un disfraz para escapar, como mismo escapó de los nazis, de los rusos, de las mujeres histéricas, de los productores ingleses, de la justicia norteamericana, hasta Arnold vestido de Terminator lo estaba buscando en nombre de California para llevarlo ante el tribunal, California le cobró arrancándole las tripas a su antigua esposa, pero eso no es suficiente, a California hay que pagarle. Pero Polanski no logra precisar los rostros de cada uno de los vecinos que lo rodean. Se incorpora, vuelve a mirar su piso, su escueta habitación de donde se lanzó hace solo unos momentos. Y comienza a subir lentamente las escaleras, nadie se atreve a hacer ni decir nada -¡Déjenlo!- ¡Es un loco!- y Polanski sigue subiendo y abre la puerta de su sitio y se asoma a la ventana, todo es un espectáculo preparado y el lo sabe, siempre lo ha sabido, siempre ha sido un payaso, un bufón de corto tamaño atractivo para el morbo de algunas señoras, para espectáculos y para que otros rían o lloren, pero el esta dispuesto, se lastima ligeramente con uno de los restos de la ventana, se sube ya sin un tacón, los panties carmelitas están raídos, su peluca movida, el carmín lloroso, se sube y zasss

Raaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Cae cae y se ve en plano cenital y contrapicado y vuelve a caer esta vez atravesándose de heridas por los antiguos cristales rotos y su cuerpo pesado y menudo se desparrama sobre el cemento frío de la acera, vuelve a golpearse, esta vez más definitivamente fuerte. Sus dientes sangran, perdió dos dientes en el vuelo y contra la caída otros dos, como el que se encontró escondido en la pared de su piso hace unos días -no entiendo, no entiendo, no entiendo- Polanski no logra entender porque le ha tocado un mundo tan hostil. Ahora está atontado. Se incorpora, un raro adefesio es Polanski, un travesti enano, un hombre blanco polaco que parece maricón o mujer o mujercita, mal vestido medio vestido de muchacha. Pero Polanski sabe que no lo van a descubrir tan fácilmente, Polanski nunca ha soportado los cambios y los cambios siempre lo persiguen, siempre se lo han dicho, pero el no lo entiende, sigue sin entenderlo y así y todo se acaba de lanzar y se va a seguir lanzando demostrándole al mundo cuanto es y cuanto ha sido porque teme que lo recluyan en Suiza de por vida en su chalet millonario y que solo pueda ver televisión y hablar de whisky con sus amigos por teléfono y degustar vinos regalados y hacerle el amor a su esposa una y otra vez hasta pensar que es libre y que corre por la nieve azul sacudida de funiculares. Polanski es travesti y lo sabe y por eso se lanza de la ventana. Hace unas semanas abofeteó a un niño frente a un lago y le hizo el amor a mil mujeres y caminó la sección del Louvre dedicada a Egipto sin comprender muy bien los jeroglíficos pero sintiendo una rara atracción por todo aquello, -que será…oh que será que será…. Polanski se acaba de lanzar de una ventana y caer al duro y rotundo pavimento, un hueso le ha atravesado la carne de la otra pierna.
-Definitivamente estoy hecho un desastre, hoy no es mi día, así no voy a llegar a ningún lado, porque he de lanzarme, eso solo yo lo sé, solo yo comprendo el porque de tirarme y tirarme y caer….decidido y listo caer como si no me importara. Caigo ligero de ropas y equipaje, vestido de niña, de loca, de lo que quieran pero rían, avisten mi silueta por el viento o lo que sea, nadie me va a recordar en mil y un años, solo el amor que hice por doquier, solo la sexualidad desenfrenada de alcohol y celuloide. Así estoy esperando a los gendarmes que vienen con silbatos en la boca y con aluminio en la cara y que llegan y me dicen Monsieur que pasa que pasa y te dan una galleta para que te incorpores y hasta éter para que huelas y abras los párpados porque estás cansado, a esta hora no sabes a ciencia cierta si eres hombre mujer o un personaje que es hombre y mujer al mismo tiempo, no aguante más y me lance. ¡Polanski se ha lanzado!- grito yo mismo.
Roman yace tirado sangrante sobre el piso, nadie hace nada, solo lo miran y lo miran, seguros que no se va a levantar de nuevo y que esta loco definitivamente loco. El olor de pan horneado abulta las caras de la mañana. En los hospitales se descansa de las caídas permanentes.


© Este fragmento pertenece al libro inédito REQUIEM EN BETA. No puede ser reproducido en ningún otro sitio, salvo con autorización de su autor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El texto es espectacular...buena suerte con el libro

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