domingo, 25 de julio de 2010
REQUIEM EN BETA. FRAGMENTO.
Magdiel Aspillaga.
Ahora Josue esta dormido, tu sientes desde un cuarto vecino una canción de Soundgarden, casi ni se oye, debe ser de un radio o algo así, Fell on Black days, sientes que todos tus días han sido bastante negros, no hay otro color, negros y rosados como la gama que desprenden el club de stripper, el sex-shop o este sucio motel recortados en la noche junto a la carretera.
A cada rato el paso de un camión alumbra el interior de la habitación, pero Josue no parece inmutarse, esta cansado, han sido demasiadas eyaculaciones para una sola noche. Tú no puedes pegar ojo, siempre te ha costado dormir y te acuerdas de Katherine Mansfiel porque tu eras otra antes de provocar erecciones, tu leías y eras de las mas aventajadas en la escuela y escribías poemas y te gustaba la música clásica y el grunge por eso te recuerda algo lindo Soundgarden.
-Hace rato soy yo la que debía haber saltado por todo lo insatisfecha que me siento, tengo que saltar por alguna ventana.
Pero no tienes valor para eso, no lo tienes, al contrario temes todo el tiempo a la muerte.
Y en California no te juntaste con las personas mas adecuadas que te querían a su lado porque tu culito y tus pezones les provocaban erecciones y te pagaban y conociste la coca y la heroína y terminaste en la calle acostándote con cualquiera por algunos dólares, mil veces dormiste en la cárcel porque en California la prostitucion esta prohibida pero en Nevada no y te fuiste a las Vegas y allí también seguiste con el alcohol, la cocaína o lo que fuera y provocando erecciones a todo aquel que te pagara. De Nevada saltaste a otro estado con el ultimo dinero ganado en tu ultima actuación, dos mil dólares que llevas celosamente guardados en su bolso, de ahí sacas todos los billetes que tiras sobre cada mujer de cada club de striper de Oeste a Este de este país, porque en algún momento en California descubriste que te gustaban las mujeres y que las mujeres eran mas suaves que los hombres que no te penetraban y que si te penetraban era con algún dildo o juguete que podía ser controlado y que besar a una mujer era como besarte a ti misma, definitivamente te gustan las mujeres y por eso les pagas un baile y que te bailen, porque Katherine, definitivamente has asumido el bautizo de tu madre de que eres una puta. Ahora deambulas por todos los Estados Unidos, sola imperceptible, semifamosa para ti misma, hurgando con cuidado en un sex-shop hasta dar con tu actuación, con tu cara sonriente en la carátula de un DVD de rosada y de negro de luto y de sexo, de alcohol y trasnoche, con tu vagina aun húmeda, con el aire y tu mama por la ventana.
Te levantas de la cama, leías de niña, es un hábito que no has perdido y llevas en tu bolso también un libro cualquiera, el último que tuviste a mano, lees y te gusta pero lo que mas te gusta es que te llamas igual a la Mansfield, Katherine Mansfield. Josue duerme, te asomas por la ventana y miras algunos camiones que se pierden en la autopista hacia ningún lugar, quisieras conocer tanto mundo, ese que conoces solo por los libros, con los libros se viaja pero no con la mente la mente no puede viajar la mente esta aferrada a lo que eres y perteneces y si no te desprendes de eso por mucho que leas y que trates no vas a ir a ninguna parte, y lo sabes Katherine. Tus problemas de identidad, si es que tuviste, parecieron resolverse de momento y de pronto eras Jill Kelly y le besabas el sexo a cuanta mujer te lo mostraba y fuiste filmada haciéndolo y trataste de tener orgasmos verdaderos, venidas verdaderas, de arrancarte el alma a ti misma y lo lograste alguna vez, no siempre, cuando tu pareja en el set la tenia muy grande entonces no, ahí te era mas difícil ser verídica, recordabas a tu padrastro y te dolía, pero aunque te dolía sonreías y hacías los mismos gemidos que hiciste anoche en el DVD. Eras una pornstar y vivías en California, la California que recorriste por completo de San Diego a San Franciso y Los Angeles… te encanta, con esa bruma que envuelve la ciudad y los aeropuertos y el frío que baja de las nevadas montañas que la rodean. En Los Angeles te partieron el culo muchas veces y te desgarraron la vagina en una ocasión en que amaneciste vomitada y sangrante sin recordar que habías consumido la otra noche, vomitada, violada, vilipendiada, eres la verdadera virgen, un virgen suicida, una virgen contemporánea, una virgen de ahora. Recordabas los grabados de algún libro sobre el renacimiento y era lo mismo: madonnas que deambulaban desnudas ante las lascivas miradas de pajes y clérigos, tu hacías lo mismo, te dejabas penetrar de lanzas que al final echaban el semen en tus ojos y entre tus dientes y aunque no te gusta el semen y su sabor te sonríes al tragártelo o escurrirlo con disimulo por la lengua, sonríes a la cámara en lo que esta se aleja y termina la escena y por cada escena te pagaban bien de 1000 a 2000 dependiendo.
-¿Cual fue tu última escena?
–Aun no lo he decidido, no he decidido cual va a ser la ultima escena. Me falta mucho semen en mi cara, mucho sexo en mi vagina, mucho anal, mucho anal, mucho dildo, mi culito sigue parado como el primer día, y mis pezones al aire amenazantes.
Katherine esta mirando los camiones que pasan como reflectores de una nueva escena no determinada. Esta desnuda junto a una ventana como alguna vez en su vida estuvo, es el mismo dibujo en circunstancias diferentes. ¿Que haces y a donde vas, quien eres y porque miras los carros y recuerdas tantas escenas rodadas? Katherine tiene frío y se acuesta junto a Josue que duerme profundamente entre las sabanas. El televisor quedo encendido, la película termino hace mucho tiempo, solo quedan imágenes borrosas e incomprensibles bailando en gris interferencia con la muerte.
Katherine esta sentada a la orilla de la cama y mira en silencio como Josue duerme profundamente, es de madrugada.
Josue esta sentado a la orilla de la cama y mira en silencio como Katherine duerme profundamente, es de madrugada.
El televisor esta apagado, uno de los dos hubo de apagarlo. Los camiones siguen atravesando la noche y entrando al cuarto con la potente luz de sus bombillos.
Cuando Katherine miraba a Josue dormido pensaba en mil cosas y en contarle su secreto, su vida.
Como era que realmente su madre la bautizo con otro nombre catorce años después de haber nacido.
Cuando Josue miraba a Katherine dormida pensaba en mil cosas y en contarle su secreto, su vida.
Quien era el realmente y que andaba con una granada intercambiada por el teléfono nuevo que le regalo el padre.
Despertaron, fue fuerte la borrachera, debían seguir camino y se preguntaban en silencio si mantendrían la idea mutua de acompañarse en este viaje.
Katherine pensaba – ¿Que yo hago aquí y quien es este tipo realmente?
Josue pensaba – ¿Que yo hago aquí y quien es esta tipa realmente?
Ambos se pensaban mutuamente y tenían ganas de seguir, de que toda la historia no concluyera así de improviso y sin más.
Esa mañana dejaron el hotel, compraron un indescifrable mapa de autopistas y trataron de continuar trazando rutas posibles, desvíos y aventuras. Más clubes exóticos, sex-shops y moteles les faltaban por explorar.
-No tenemos que complicarnos con los mapas, esta carretera nos lleva directo hacia Miami- pensaba ella.
-No tenemos que complicarnos con los mapas, esta carretera nos lleva directo hacia Miami- pensaba el.
Katherine tomaba sin parar, en otra gasolinera compro un six pack de Heineken y lo absorbía sin parar.
-Necesitamos comer algo- pensaron al mismo tiempo y nuevamente cada uno.
Josue fumaba sin parar, en otra gasolinera compro varias cajetillas de Malboro y los absorbía sin parar.
Así continuaron pensando lo mismo en los mismos momentos durante las tres restantes horas, solo interrumpían sus pensamientos cuando estos chocaban en el éter y los dos hablaban a la misma vez lo mismo.
-Oye es que estamos conectados, eso mismo estaba pensando yo- decía el mas fuerte de los dos en ese instante. El otro lo dejaba dócil que hablara hasta un rato mas tarde en que volvían a tocar y entonces el otro se callaba y le cedía el paso, le tocaba su turno.
-Si, estamos como conectados, eso mismo iba a decir yo-
Y el día se les mostraba bello, casi no hablaban, escuchaban música y cambiaban las emisoras todo el tiempo. Ya varias millas adelante Katherine estaba media borracha y Josue con sus pulmones cargados de bastante nicotina.
El manejo lo iban turnando poco a poco. Nunca se durmieron increíblemente.
-Que clase de resistencia tenemos- esta frase también fue al mismo tiempo cada uno.
El viaje creaba sinuosos y delicados gestos en la relación de ambos, la misma gestualidad expresada a través de los cuerpos que sucede cuando dos personas solas en el interior de un auto manejan por una autopista muchas horas.
Alejados un poco de la cuneta y junto al paso constante de millares de vehículos que pasaban a toda velocidad Josue y Katherine hicieron el amor, decidieron tener sexo porque ambos pensaron al mismo tiempo en que seria bueno tener sexo para relajar un poco del tenso y angustioso viaje. Katherine pensó en los labios de Josue, Josue pensó en los labios de Katherine. Ambos respondieron de inmediato a los mismos pensamientos. Recuperaron fuerzas y siguieron viaje entre mutuos deja-vus y silencios prolongados.
© Este fragmento pertenece al libro inédito REQUIEM EN BETA. No puede ser reproducido en ningún otro sitio, salvo con autorización de su autor.
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2 comentarios:
Cuantos Josues y Katherines andan en silencios y prolongados con una granada en el bolsillo, pensando lo mismo y en el mismo momento, recuperando fuerzas para seguir el viaje.....
Tu texto es lacerante, sere la primera en comprar y devorar tu libro
Hermano mio,cada dia agradezco tenerte cerca por tu grandeza espiritual e intelectual,me siento parte de este proceso en Beta,se que estara a la altura del que pretenda dedicar el tiempo al viejo oficio de leer para agradecer tu historia,escrito esta con sangre de verdadero poeta y escritor,cada dia dominas mas la palabra y es una gran virtud,espero por beta ,tu siempre hermano Danny jacomino
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