Magdiel Aspillaga
Puede que el día comience más dinámico
que de costumbre, saltar como en una película de Kevin Smith convencido de que
todo es una representación de algo que alguien nos puso a representar. Hoy es otra de esas
mañanas en que recuerdo que no tengo bandera nombre cuerpo equilibrio
personales y de mi propiedad, solo un lago de una orilla y a veces alguien que está muy lejos al otro lado y que
no logro ver bien, de mi
cabeza para adentro hay una amplia pantalla con mucha gente que ríe y canta y
campos enormes cruzados por caminos ideas de nacer aquí dejar de nacer allá y
sobresalir presentemente, hoy no es tiempo de cigüeñas ni de saltos despedidas
eternas y amargas, manos que se desligan en un tren que puede marchar hacia
ningún lugar comprendiendo mi dulzura corazona de días y de perdidas de
entendernos sobre la jodida faz de este planeta y al final tratar de seguir
caminando sobre lo que queda nombrado y descubierto del mismo, allá donde las
selvas son más salobres y las estrellas inconclusas padeciendo de inercia y torpes penas mi día signo se adelanta
por lo tanto lo abrazo y después salto
nuevamente. Correr, sin aire porque así nos vamos a ir por la puerta
natural o mineral vegetal o
perpetua, correr y dejar atrás todo lo que te dijeron era, de las gradas
aplauden, de las esquinas te añoran y de otras zonas te detestan, sin embargo
cuando con tu falta de oxigeno y cansancio divises esa línea verde que existe en
los finales lloraras como aquella primera vez de la nalgada comprenderás que
todo ha sido un juego diabólicamente bello y en serio, cuando rompas
con tu pecho la meta y tu cuarto se inunde no olvides atarte a la cama para
salir por el techo a donde sea, el
nivel del agua sube en lo que el tiempo camina. La Tierra esta llena de parques
con personas que miraron atrás y se convirtieron en estatuas para siempre
recordadas a veces con ofrendas florales. Puede que el día comience dinámico
como el final de una película de Kevin Smith, una parte de algo que sigue, eterno e infinito como un río.