viernes, 5 de marzo de 2010

CONCIERTO DE ACORDEÓN EN EROS MAYOR


Julie De Grandy

El punzante aroma de tu presencia llega hasta el rincón oscuro donde yace acurrucado. Soñoliento, respira suavemente los misterios de vuestro inminente encuentro. Sabe a qué vienes y comienzan a despertar sus sutiles deseos de complacerte. Sus ansías silenciosas saludan a tus ganas de poseerlo. Lo tomas entre tus suaves manos y sumiso se deja comprimir contra tus mullidos pechos, colgándose en tu cuello. Allí, empieza a sentir los latidos que le traspasan todo el calor de tu piel.

Con delicadeza, tus finos dedos se van colocando sobre cada uno de sus puntos neurálgicos, de sus teclas diminutas; que sabrás pulsar, acariciar y apretar en el justo momento y con la adecuada presión. Pero ambos saben que sin ella no pueden llegar a ser sonido que escala a concierto; sin ella no existen. Y con reverencia, abren los corazones y la llaman. Ella, tímida y sensual, lentamente accede a la unión.

Ambos piensan que les pertenece. El cree que vive en su profunda cavidad dilatable y tú – impenitente - crees que pertenece al capricho de tu mente y al talento albergado en tu cuerpo. Pero ella es suya, princesa y odalisca, que se sabe deseada. Hoy se siente excitada y magnánima; accediendo grácilmente a otorgar favores y caprichos. Entonces, con su beneplácito y desnuda presencia, comienza el concierto en un unísono y delicado ménage à trois.

Pulsas, estiras, aprietas, comprimes; mientras él obedece: se abre y se pliega. Ella musa melódica, coqueta y pizpireta, se deja poseer por ambos. Se expande, se desliza, suspira… seducida por los suaves preludios que la mecen. Mientras tu energía palpita en staccato, escalando piano-piano hacia un crescendo en repetidas idas y vueltas. Ella se embriaga por tu tacto, flotando por su fuelle, se evapora por los aires y viaja por las calles antiguas de París. Con los ojos cerrados, los tres se mecen, sienten, se saborean, se palpan, se confabulan, se tornan uno, eternos amantes, cómplices del apasionado concierto. Tú, él y ella, espantando pájaros de los árboles, abriendo las ventanas de los voyeurs, cerrando las de los reprimidos.

Y se escucha el allegro forte, fortísimo, camino al calderón de donde brota la fuga de jadeantes resonancias que los elevan, fundidos, hacia el triunfal acorde final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juli eres como esa princesa odalisca, que sabe embriagarnos y seducirnos con esa exitante historia, cuento, relato o como quieran llamarle, se me hace injusto querer clasificar este genero literario. Creo que eso debe ser una preferencia que cada escritor tiene de acuerdo a su temperamento y estilo.Un mismo contenido puede expresarse en cualquiera de los generos, y este contenido es tan bueno que merita ser leido por todos.

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