jueves, 8 de julio de 2010

L.A Confidential or not.


Por Adelina Massoli.

-Hey Max. A guy gets on the MTA here in L.A and dies. Think anybody will notice?
Collateral. Dir: Michael Mann. 20004.


Me he asomado a la ventana, el enorme cartel de HOLLYWOOD sobre la colina, se pierde entre la bruma y los autos avanzan apresurados de Rodeo Dr a St Monica Blvd, respiro y me gusta esta ciudad, definitivamente. Comienzo a recordar el primer día que llegué Los Angeles.
Había estado trabajando como bailarina nudista en un remoto club de Dakota cuando me llegó una carta enviada por la redacción del semanario juvenil y de entretenimiento de L.A, “The insane Cat”, los mismos habían leído un artículo mío publicado en una revista local que había despertado cierto interés en varios cine-clubs del país, “Inside etnografic”, sobre la influencia de Alain Resnais dentro del cine etnográfico que se encontraban realizando algunas comunidades mahories en aquellos años.
Para sorpresa mía el artículo había sido leído por la redacción de la revista y ahora me escribían invitandome a venir a Los Angeles y colaborar con ellos. No pagaban mucho, en el Club de strippers ganaba más, pero mi afán por el cine y la crítica me hicieron aceptar enseguida. Nunca había visitado Los Angeles y unos deseos enormes se apoderaban de mí.
Salí en un bus solo con mi maleta a cuadros y una gorra de Los Angeles Lakers que me había regalado un antiguo novio cuando vivía en Nueva York. Así después de un largo viaje, llegué cansada a la ciudad del cine, a la nueva Ciudad Luz. Puse mi primer pie en Hollywood Boulevard, exactamente pisaba la estrella que nombraba a Alfred Hitchcock, una excitación me sobrecogió, me sentí mareada y como en un raro trance, así me fui desplazando como flotando por esta conocida calle buscando medio perdida la dirección del local rentado en aquellos años para la redacción del la revista.
En el 2004 se estrenó el filme de Michael Mann “Collateral”. Un asesino a sueldo interpretado por Tom Cruise llega a L.A para realizar un “encargo”. En el aeropuerto le dicen la primera frase con un marcado trasfondo de desafío e ironía – Enjoy L.A-, a partir de ese momento comienza un viaje por un universo onírico, donde la violencia, la realidad, la diversidad cultural de L.A y el cine se dan la mano. Cuando intento hablar de L.A y del impacto de la ciudad sobre mí, viene a mi mente el filme de Mann.
Después de varias peripecias el héroe triunfa sobre el villano y el asesino al final, muere, solitario sentado en el metro, su cabeza cae lentamente, por detrás vemos un amanecer, una luz de nuevo día que sale desde trás un raro árbol, un árbol fantasmal como sacado de un cuadro de Millet. El metro sigue solitario en este extraño amanecer perdiendose entre la bruma de la mañana.
Otro momento de fuerte impacto emotivo en el filme es cuando se detienen frente a unos coyotes que avanzan en la noche por la ciudad. Michael Mann asegura haber incluido esta secuencia dentro del filme ya que algo similar le había sucedido en una ocasión. El héroe y el villano quedan pensando en silencio mientras escuchamos la desgarradora “Shadow of the sun” de Audioslave, el filme parece detener por un momento , la acción, para permitir que crucen la calle los verdaderos y originarios habitantes de la ciudad. Recuerdo que algo asi también me sucedió. Venía con varios amigos en un auto de una fiesta de Gucci desde las Colinas en Hollywood y ya bajando por Melrose un grupo de tres coyotes pasaron frente a nuestros autos como si fueran unos tranquilos transeuntes. Nos detuvimos y como en el filme, nos quedamos en silencio, medio expectantes, mirandolos. Pasaron y nos costó trabajo volver a romper la inercia y seguir viaje. Nunca más me ha vuelto a suceder. Los coyotes son como guardianes que cuidan la ciudad constantemente. En la cultura de los pueblos indios norteamericanos estos animales llevan las almas de los guerreros muertos que protegen a la tribu de peligros.
“Collateral” nos muestra una ciudad testigo y escenario de este drama sobre la existencia, sobre la muerte y sobre el cine. El cine como otra realidad que se entremezcla todo el tiempo con la vida.
Después de un breve tiempo, conocí a un grupo de cineastas radicales que por desgracia el nombre de muchos ha quedado en el olvido y en algún que otro catálogo de biblioteca universitaria. Con ellos realizé trabajos experimentales muy interesantes, Los Angeles es una de las cunas del cine experimental dentro de Los Estados Unidos.
Con todo mi apasionamiento hacia el cine y el nuevo universo que iba conociendo, comprendía cada vez más que Los Angeles estaba rodeado de un misterio un enigma inexplicable producto (digo yo) de esta relación con el cine. La lucha contra la muerte, práctica constante del cine, atrapar la realidad por encima de su fin físico, fenecer. Muy bien ilustra esto las series de filmes de David Lynch alrededor de barrios de Los Angeles, Mulholand Drive es quizás su mejor ejemplo. Un director de cine trata de armar su filme, en medio de la amnesia, el glamour y la decadencia, Mulholand Drive (lugar que a mi particularmente me fascina) se convierte en un sitio fanstasmal, una especie de proscenio donde confluyen el lado de acá y el más allá, una especie de set, un raro set, -no hay banda- todo es parte de un hechizo un espejismo una ilusion mimetica 24 veces repetida, como dijo un reconocido cineasta la vida transcurre entre el primer plano del ojo y el plano general de la tierra.
La vida, el mundo, más allá de la bruma que trata de comerse poco a poco el cartel de
H O L L Y W O O D
Alguien canta y el sol comienza a salir, con lentos rayos de calor.
Rodeo Drive. 25 de abril del 2008.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta! me gustaría un día hablar de LA de mi Pasadena, la de mis hijos y la nuestra, la de mi barrio en el distrito del teatro. Los felicito, siempre apuntando al cine! apostando por el cine.

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