lunes, 28 de febrero de 2011

DIOSA Y MATERNIDAD.


AQUI: SOBRE JENNA JAMESON Y SUS GEMELOS EN Wmagazine.

THE ASIAN BOX: OLD BOY.


Time and again we have warned you about Korean films being particularly violent. Oldboy wins the Pal d'Or for unnecessary squirm in your seat and avert your eyes brutality in Technicolor. Somebody kidnaps Dae-su, an obnoxious businessman, and locks him in a secured hotel room. Occasionally, his jailers gas him and cut his hair and straighten up the room while he's unconscious. At other times they drug him and infuse his brain with hypnotic suggestions. For no apparent reason, they dump him in a vacant lot after 15 years of imprisonment. He can't remember much, but a kind sushi waitress takes him home and cleans him up. He sets out to discover what he can about his captors. By methodically eating dumplings across the city, he eventually locates the food source used by his jailers. The delivery boy leads him to his place of entrapment and he wreaks havoc on the place. He gathers some clues, but large sections of his memory have been erased, which hinders his search.

Eventually, he finds his tormentor, a kid whom he had crossed in high school. Revenge takes a far different route than you'd anticipate, or ever conceive. If you turned your head during Marathon Man or were uncomfortable with A Clockwork Orange, then Oldboy will be too much to take. It's rated IIb which is equivalent to PG13. If I saw this at 14, I'd still be having nightmares. Otherwise it is an unbelievable tale that breaches more taboo subjects than a Todd Solondz film. 2004. Directed by Park chan-wook, who took the best directors prize at Canne for this gem. This is the second film in his gruesome revenge trilogy. If you can handle this, look for Sympathy for Mr. Vengance.

viernes, 25 de febrero de 2011

OFICINA: Ladies and gentlemen.


PIER PAOLO PASOLINI

Hablando con Man Ray de mi película Los 120 días de Sodoma ha habido un punto en el que mi interlocutor no ha entendido. Man Ray es brillante, inteligente, presente. Su manierismo es fresco como hace cuarenta años. No hay ninguna razón en el mundo por la que él no pueda entender algo.
Pero más que falta de entendimiento había en él una oscuridad, un vacío. ¿De qué se trataba? Yo le había dicho que había ambientado la novela de Sade en 1945 en Salò. Era eso lo que él no comprendía. No lo entendía porque se le escapaba el hecho de que 1945 fuese un año especialmente significativo (el fin de una guerra: ¿y bien? ¿En 1918 no había acabado otra?), y, sobre todo, se le escapaba el hecho de que Salò hubiese sido la capital de una pequeña república fascista. Es más, incluso confundía Salò con salaud, con mi completa satisfacción, por otra parte.
¿Andy Warhol me habría entendido mejor? No sé si también Warhol, como Man Ray, es un admirador de Sade. Sus travestidos tienen un conmovedor atrevimiento que no es precisamente sadiano. ¿Pero para Warhol es significativo el año 1945, y la palabra Salò le dice algo?
Es una pregunta un poco decorativa, lo sé. Pero la hago porque en ella se aglutina una serie o, mejor dicho, una maraña de preguntas. ¿La historia, para Warhol, puede ser dividida? ¿Puede haber un momento en el que termine un modo de ser suyo y comience otro? ¿Puede haber una división histórica en el universo en que vivimos y, por tanto, en el pequeño universo concentrado y valioso en el que trabajamos? ¿Puede existir una línea divisoria entre los hombres? ¿Y en particular en sus conciencias? ¿Y más en particular aún en el terreno ideológico de sus conciencias? ¿Hay algo que pueda resquebrajar el todo único que la mente profanadora del artista -por puro juego- pone en discusión totalmente, ridiculiza o adora, venera o frustra? ¿Puede el fascismo romper algo en ese “todo único? ¿O, por el contrario, puede una revolución marxista primero separarlo a través de esa oposición fatal y total que es la lucha de clases, y después transformarlo hasta hacerlo desaparecer?
Un mensaje que desde Europa llega a América implica todas estas divisiones, estos desdoblamientos, estas oposiciones de la realidad: y es misterioso por eso. Al contrario, un mensaje que desde América llega a Europa implica indivisibilidad, homogeneidad, compacidad: proviene de una entropía. Y por eso es aún más misterioso.
Tengo ante mis ojos las serigrafías y algunas pinturas de Warhol. Mi sensación es la de estar frente a un fresco ravenés que representa figuras isocéfalas, todas, se entiende, frontales. Repetidas hasta el punto de perder su propia identidad y de ser reconocibles, como los gemelos, sólo por el color de su vestimenta.
El ábside de la catedral que Warhol construye y luego lanza al viento dispersándola en los muchos recortes de las figuras isocéfalas y repetidas, es, en efecto, bizantino.
El arquetipo de las varias figuras es siempre el mismo: perfectamente ontológico.
Es la calidad de vida americana que parecería ser el equivalente de la sacralidad autoritaria de la pintura oficial cristiana de los orígenes: es decir, proporcionar el modelo metafísico de cada posible figura viviente. A ese modelo no hay alternativas: sino sólo variaciones. El hombre americano es único, a pesar del pluralismo efectivo y reconocido. Es más fuerte, en definitiva, el Modelo que las infinitas personas reales que pueden pasar por la Calle 42 a las siete de una tarde de verano. Si además el ambiente «seleccionado» se restringe al «Golden Grape», nada puede oponerse al Modelo, de no ser unas variaciones reducidas al mínimo: una repetición obsesiva, la Obsesión. El nombre y el apellido de los travestidos no bastan, su filiación es irrelevante; ellos son absorbidos en la unicidad de la Persona que les prefigura, situándose junto a otras Personas arquetípicas en el cielo de la Entropía americana. Estamos frente al Travestido y a la restringida rosa de sus, aunque innumerables, variaciones. Cuando sepamos que uno de los Travestidos particulares se llama Candy Darling y ha muerto de cáncer en la clínica dando, el día antes de su fallecimiento, una fiesta en honor a las amigas-fiesta caracterizada por una descabellada cantidad de rosas blancas-, conoceremos un dato que nada cambia a la Persona apriorística y única de la serigrafía.


¿En qué consisten las variaciones? En dos órdenes o estratos de técnicas: a) la fotografía de los sujetos (aumento, estampado por serigrafía); b) la coloración del aumento. Como se ve, se trata de dos aplicaciones aplicadas una sobra la otra. Sobre la superficie blanca se hace estallar primero la realidad (física, psicológica, sociológica): y después, sobre sus últimos, deteriorados fragmentos, se pega el affiche fúnebre que lo fija en su instante inextinguible de pura vitalidad. La segunda operación es la más propiamente pictórica: las tintas acrílicas -también, no del todo matéricas- se disponen -sobre la superficie que contiene la fotografía dilatada- de una manera aparentemente casual. Pero no se trata de manchas, sino de recortes, pegados. La imprenta funde todo en una única superficie. La elección de las formas del «recorte pegado» y sus colores, se encomienda a una especie de inspiración calculada y casi automática. Las formas del recorte pegado juegan con las formas realistas de la fotografía -desdoblándolas, desequilibrándolas, exaltándolas- en superposiciones siempre desfasadas respecto a la anatomía pero siempre subordinadas a la anatomía (privilegiando los ojos, las bocas, los cabellos y los fondos). La remisión cultural más directa de tal técnica es a los carteles publicitarios y a los affiches formalistas, así como a detalles de la pintura fauve.
En cuanto al primer orden o estrato técnico -el de la fotografía- hay que observar que la fotografía parece siempre obsesivamente la misma; siempre frontal o en primer plano, nunca de perfil; siempre afectada, nunca natural; siempre a la manera Estrellas cinematográficas, nunca a la manera de lo cotidiano captado al vuelo. Esto quema la psicología: pero relativamente.
De hecho, los rasgos o las características personales hablan de por sí un lenguaje psicológico incluso y a pesar del esfuerzo por autoanularse (aun antes de ser fotografía o pintura) en un cliché humano. ¿El esfuerzo que hacen estos Travestidos para mostrarse triunfalistas no es de una veleidosa y conmovedora humanidad? Pero ellos no van más allá de este esfuerzo. Se entiende, el Distinto en su ghetto permisivo de New York puede triunfar a costa de no salirse de un comportamiento que lo haga reconocible y tolerable. La protervia femínea de estos varones no es más que la mueca de la víctima que quiere conmover al verdugo con una bufonesca dignidad regia. Y es esa mueca la que hace a todos estos Travestidos psicológicamente iguales, como dignatarios bizantinos en un ábside estrellado.
Por lo tanto, también el universo de Warhol es de algún modo doble, vive en un drama de oposición. Pero las que se oponen son dos ontologías: la ontología formal y la ontología psicológica. A una serie de manchas (recortes coloreados) cuya estructura está decidida apriorísticamente incluso cuando es parcialmente dejada al azar, se opone una serie de retratos fotográficos cuyo significado es igualmente apriorístico y predeterminado.
El mensaje de Warhol para un intelectual europeo es una unidad esclerótica del universo, en el que la única libertad es la del artista, que, despreciándolo sustancialmente, juega con él.
La representación del mundo excluye toda posible dialéctica. Es, al mismo tiempo, violentamente agresiva y desesperadamente impotente. Sin embargo, en su perversidad de juego cruel, astuto e insolente, hay una sustancial e increíble inocencia.

(Presentacion por la muestra de Andy Warhol en Ferrara, Palazzo dei Diamanti, octubre 1975)

(Tomado de www.pasolini.net)

martes, 22 de febrero de 2011

HENRY MILLER: EL VIENTRE INMENSO.


Como dice el diccionario, el vientre es el lugar donde se engendra y cobra vida alguna cosa. En la medida en que yo puedo comprender, nunca hay nada más que vientre. Ante todo y por último, el vientre de la Naturaleza; luego, el vientre materno; y, finalmente, el vientre dentro del cual vivimos y somos, que llamamos mundo. No aceptar el mundo como un vientre es, en gran parte, causa de nuestro dolor. Creemos que la criatura no nacida vive en estado de bienaventuranza; creemos que la muerte es una liberación de los males de la vida; pero todavía nos negamos a considerar la vida en sí como una bienaventuranza y un bien. Y sin embargo, en el mundo que nos rodea, ¿acaso no se engendra y cobra vida todo? Quizá sea nada más que oír de nuestras ilusiones considerar la tumba como un refugio y los nueve meses que preceden al nacimiento como una felicidad. ¿Quién sabe algo acerca de la vida uterina o la vida del más allá? No obstante, ha prendido, y no desaparecerá jamás, la idea de que esos dos estados de inconsciencia significan ausencia de dolor y lucha, y por ende bienaventuranza. Por otra parte, sabemos por experiencia que hay personas vivas y que andan por el mundo en lo que se llama estado de felicidad. ¿Son más inconscientes que los demás o lo son menos? Creo que la mayoría de nosotros coincidiría en que son menos inconscientes. ¿En qué difieren entonces sus vidas de las del tipo corriente de hombre? A mi modo de ver, la diferencia está en su actitud ante el mundo, en el hecho importantísimo de que han aceptado el mundo como vientre y no como tumba. Pues no parecen ni lamentar lo pasado ni temer lo venidero. Viven con un estado intenso de conciencia, pero aparentemente sin miedo.

Se ha dicho que el miedo, que desempeña un papel predominante en nuestras vidas, fue en un tiempo algo vago, innominado, un eco, casi podría decirse, del instinto vital. Se ha dicho que con el avance de la civilización ese miedo innominado paulatinamente fue cristalizado en un miedo a la muerte. Y en la cumbre de la civilización ese miedo a la muerte se torna miedo a la vida, tal como ejemplifica la conducta del neurótico. Ahora bien, el miedo no tiene nada de raro: sea cual fuere la forma en que se manifiesta es algo que todos conocemos tan bien que cuando aparece un hombre que carece de él en seguida nos esclaviza. En la historia de la humanidad ha habido menos de un puñado de hombres así. Poco importa que hayan sido fuerzas del bien o del mal: el temor que suscitan es el temor que suscita el monstruo. En verdad que todos fueron monstruos, se llamarán Tamerlán, Buda, Cristo o Napoleón. Fueron figuras heroicas, y el héroe, según los mitos, siempre nace en forma sobrenatural. El héroe, en suma, es el que escapa a la conmoción del nacimiento.
El héroe entonces es una suerte de monstruo inmune al dolor y al sufrimiento: está del lado de la vida. Para él el mundo es un lugar donde las cosas se engendran, cobran vida. La vida se le revela como un arte, no como una prueba. Goza de la vida reordenándola según sus propias necesidades. Quizá afirme que lo hace por los demás, pero sabemos que también es un embustero. El héroe es el hombre que se dice a sí mismo: aquí es donde suceden las cosas, no en otra parte. Obra como si el mundo fuera su casa. Semejante conducta, desde luego, provoca una confusión espantosa, pues como todos saben, la gente rara vez está en su casa, siempre está en otro lado, siempre "ausente". La vida, como se la llama, para la mayoría de nosotros es una larga postergación. Por una razón bien simple: el MIEDO.
Como vemos siempre que estalla una guerra, el temor a la guerra se vence en el momento en que uno se encuentra realmente metido en ella. Si la guerra fuera en realidad tan terrible como la imagina la gente, hace tiempo que se la habría suprimido. Hacer la guerra es tan natural para los seres humanos como hacer el amor. El amor puede volver cobardes a los hombres tanto como el miedo a la guerra. Pero cuando un hombre se enamora desesperadamente, comete cualquier crimen, y no solamente se siente justificado, sino también contento. Está en el orden de las cosas.
Los hombres más sabios son aquellos que hablan de la ilusión: MAYA. La ilusión es el antídoto del miedo. Cuando están en actividad, vuelven absurdamente ilógica la vida. Pero es precisamente esa dualidad paradojal de la vida la que nos mantiene, la que nos hace ir y venir alternativamente de un vientre a otro. El mundo, que no sólo es el mundo humano, es el vientre de todo, del nacimiento, de la vida y de la muerte.
El hombre lucha constantemente por constituirse en parte de ese tercer vientre, omnímodo, EL MUNDO. Es el caos original, el asiento de la creación misma. Ningún hombre lo logra del todo. Es una condición del ES no conocida ni por el feto ni por el cadáver. Pero el alma la conoce, y si bien es inalcanzable, no por eso es menos verdadera.
Es curioso que en nuestra lengua el verbo que expresa el ser sea intransitivo. La mayoría de las personas hallan natural que el verbo tu be (ser) sea intransitivo. Pero sabemos que hay lenguas que no hacen la distinción entre verbos intransitivos y transitivos. El espíritu de tales lenguas está más profundamente arraigado en el símbolo. Puesto que únicamente mediante el símbolo comprendemos profundamente algo, cuanto más precisa y conceptual llega a ser una lengua, más estéril se torna. Las lenguas modernas, todas ellas, reflejan más y más la muerte que está dentro de nosotros. Reflejan muy claramente el hecho de que consideramos la vida en sí como un zaguán, poco importa que desemboque en el cielo o en el infierno. Contra ese automatismo estancado fue contra lo que luchó Lawrence su vida entera; esa entrega a los instintos de muerte es lo que enfurece a un hombre como Céline.
La muerte real no causa terror a los seres ordinarios, inteligentes y sensibles. La gran pesadilla es la muerte en vida. La muerte en vida significa la interrupción de la corriente de la vida, la anticipación de un proceso natural de muerte. Es la forma alternativa de reconocer que el mundo no es en realidad más que un gran vientre, el lugar donde todo cobra vida. Todo lo que vive tiene voluntad, esto es, creatividad. La voluntad está en el verbo, el modificativo más importante de nuestra oración: los verbos son ipso facto transitivos. Sin embargo, la mente puede convertir en intransitivos los verbos, como puede anular la voluntad. Pero por naturaleza los verbos son símbolos de acción, independientemente de que la acción consista en hacer, tener, respirar o ser.

De hecho sólo hay una corriente constante de actividad, un movimiento de aproximación o apartamiento de la vida. Esa actividad continúa aún en la muerte, resultando allí a menudo la actividad más fructífera. No tenemos un verdadero lenguaje para la muerte, puesto que nada sabemos de ella, puesto que no la hemos experimentado; sólo tenemos conceptos, contrasímbolos que son expresión de la vida en forma negativa. Todo lo que realmente conocemos es devenir, cambio y transformación interminables. Las cosas se recrean constantemente. El verdadero temor, el terror verdadero, está en la idea de fijación. Es una idea viviente de la muerte.

Algunas personas nacen muertas. Algunas dan la impresión de vivir sólo a medias. Otras parecen radiantes de energía. No importa que se esté del lado de la vida o del lado de la muerte.
La vida es tan maravillosa con signo menos como con signo más. El verdadero milagro es estarse quieto. Significaría convertirse en Dios, o en muerto en vida. Es la única posible escapatoria del vientre, y por eso, desde luego, la noción de Dios está tan arraigada en la conciencia humana. Dios es suma, lo cual es lo mismo que decir cesación. Dios no representa la vida, sino la realización, que es la única forma legítima de muerte.

En esta forma legítima de muerte que digo está detrás de la idea de realización, hay la más completa subordinación al instinto vital. Ésta es la idea que ha obsesionado a todos los maniáticos religiosos, la muy sensata idea de que únicamente viviendo algo hasta la plenitud puede haber un fin. Es una idea enteramente amoral, totalmente artística. Los artistas más grandes han sido los inmoralistas, es decir, los partidarios de vivirla hasta el fin. Por su puesto que inmediatamente fueron mal comprendidos por sus discípulos, por los que andan predicando en su nombre, propagando tal o cual evangelio. Esas grandes figuras estaban imbuidas de una idea: la de llevar las cosas a un fin. A todos les obsesionaba el sufrimiento.
La idea de que el vientre puede ser un lugar de castigo o tortura es bastante reciente. Quiero decir con esto que tiene unos pocos miles de años. Coincide con la pérdida de la inocencia. Todas las ideas sobre el Paraíso implican la conquista del miedo. El Paraíso es siempre una condición que se merece o gana mediante la lucha. La eliminación de la lucha es la lucha mayor: la lucha por no luchar. Porque la lucha, erróneamente o no, tiene que ver con el nacimiento. Pero hubo un tiempo en que el nacimiento era fácil. Ese tiempo es ahora tanto como entonces. Para sobrepasar el dolor y el sufrimiento, para superar la lucha, hay que aprender el arte del equilibrista... Al caminar por la cuerda floja por encima de los opuestos uno llega a estar plena y agudamente consciente -peligrosamente consciente-. El estado consciente se extiende para abarcar los opuestos aparentemente conflictuales. Estar sumamente consciente, que significa aceptar la vida tal como es, elimina los terrores de la vida y mata las falsas esperanzas. Diría más bien, mata la esperanza, porque, vista desde un más allá, la esperanza se presenta más como un mal que como un bien.

No digo nada sobre ser feliz. Cuando realmente comprende uno lo que es la felicidad, se apaga uno como una luz. Toda medida para una vida mejor aquí en la tierra significa mayor sufrimiento y aflicción. Todo lo que se planea para mañana significa la destrucción de lo que ahora existe. El mejor modo es el que existe ahora en este mismo momento. Es el mejor porque es absolutamente justo -lo cual no quiere decir que tenga nada que ver con la justicia-. Si deseáramos algo mejor o peor-, no tenemos más que exigirlo y bien que lo tendremos. El mundo es un sueño que se va cumpliendo de un momento a otro, y sólo el hombre está profundamente dormido en medio de su creación. Nacimiento y renacimiento, y los monstruos son una parte de la creación tanto como los ángeles. El mundo se torna interesante y habitable sólo cuando lo aceptamos in toto con los ojos del todo abiertos, sólo cuando lo vivimos hasta el fin como vive hasta el fin el feto su vida uterina. A propósito, ¿alguien ha oído hablar alguna vez de un feto "inmoral"? ¿O de un cadáver "cobarde"? ¿Puede alguien decir si los habitantes de los bosques de Australia llevan una vida acertada, una buena vida? Y las flores ¿acaso contribuyen al progreso y la invención? Son estas pequeñas preguntas las que a menudo perturban a los filósofos. Sabotaje intelectual. Pero de vez en cuando está bien hacer preguntas a las cuales no se puede responder: hace más vivible la vida.

Recuerdo una frase que me perseguía cuando era más joven: "el hombre camino del orden". No sabía lo que quería decir exactamente, pero me fascinaba. Creía. Hoy, aunque confieso con franqueza que no sé lo que significa esa frase, creo más que nunca. Creo en todo, bueno y malo. Creo más y menos de lo que es verdad. Creo más allá de todo el volumen del pensar humano. Creo en todo. Creo en una vida colectiva y también en la vida individual. Creo en la vida del mundo, del útero que es. Creo en las contradicciones de la vida uterina de este mundo. Creo en tener dinero y también creo en no tenerlo. Y crea o no, actúo siempre. Actúo primero y averiguo después. Porque nada me parece más cierto que todo lo existente existe por un fiat. Si algo es el mundo, es un acto. El mundo no es pensamiento, pero bien puede ser un acto de pensamiento. Quienes actúan, originan reacciones, como decimos. En las agonías del alumbramiento la madre sólo reacciona: el que actúa es el feto. Y viva o muera la madre, para el feto es lo mismo. Para un feto lo importante es el nacimiento.

De modo similar, para el hombre lo importante es nacer, nacer al mundo, al mundo -tal-como-es, no a un mundo imaginario, anhelado, no a un mundo mejor, más feliz, sino a éste, el único mundo, el mundo de AHORA. Hoy hay muchas personas que imaginan que la forma de hacerlo es pagar a otro para que les permita tenderse sobre un sofá y les escuche el relato de sus penas. Otros también creen que las parteras que desempeñan esa tarea deberían pagar ellas mismas para volver a nacer.

Siempre hay Redentores, y de algún modo a los Redentores siempre se las dan por la cabeza. Nadie ha descubierto todavía cómo salvar a quienes se niegan a salvarse a sí mismos. Y además -una pequeña pregunta uterina-, ¿queremos realmente que nos salven? Si así fuera, ¿para que, por qué, qué hay que salvar?

Vemos cómo los bancos gastan el dinero que ahorramos para ellos; vemos cómo los gobiernos gastan los impuestos que nos obligan a pagar a fin de "protegernos", dicen ellos...¿No sabemos que Dios nos está dando constantemente su amor ilimitado? En los lugares más altos se da y gasta muchísimo. ¿Por qué entonces no nos damos a nosotros mismos, con derroche, con abundancia, completamente? Si comprendiéramos que somos parte del proceso interminable, que no podemos perder ni ganar nada, sino vivir hasta el fin, ¿nos comportaríamos como lo hacemos? Imagino el hombre del año 5000 de nuestra era abriendo la puerta de su casa y saliendo a un mundo infinitamente mejor que éste; también puedo imaginarlo saliendo a un mundo infinitamente peor que el nuestro. Pero en el fondo de mi corazón creo para él, Mr. John Doe en persona, será exactamente el mismo mundo que éste que ahora habitamos. La fauna y la flora quizá sean diferentes, el clima podrá ser diferente, las ideologías podrán ser diferentes, Dios podrá ser diferente, pero John Doe mismo será diferente y, por lo tanto, todo será lo mismo. Me siento tan cerca del John Doe del año 5000 de nuestra era como del John Doe del año 5000 antes de Cristo. Sería incapaz de elegir entre los dos. Cada uno tiene su propio mundo al cual pertenece. Quien no comprenda lo maravilloso que es el mundo, tant pis para él. El mundo es el mundo, y al mundo le interesa más su propio nacimiento y muerte que la opinión que Mr. John Doe pueda tener sobre él.

La mayor parte de los trabajadores activos del mundo contemporáneo consideran nuestra vida sobre la tierra como un Purgatorio o un Infierno. Sudan y luchan por convertirla en un Cielo para el hombre del futuro. O si se niegan a formulárselo a sí mismos de este modo, dicen pules que es para hacerse un Cielo para ellos mismos, un poco más adelante. El tiempo pasa. Planes quinquenales. Planes para diez años. (Dinosaurios, dinastías, dínamos.) Entretanto se carian los dientes, viene el reumatismo, luego la muerte. Pero nunca el Cielo. De algún modo, el cielo siempre está en lontananza, siempre allí la vuelta. Mañana, mañana, mañana... (*)

(*) Fuente: Henry Miller, La sabiduría del corazón, Buenos Aires, Sur, 1966.

domingo, 20 de febrero de 2011

DEL CAMINAR SOBRE HIELO. WERNER HERZOG. (fragmentos)


Munich- Paris. Del 23 de noviembre al 14 de diciembre de 1974. Diario de viaje.

Domingo 8 de Diciembre.

Aquí, por pura desidia, se mata la tierra. Los niños juegan alrededor de la iglesia. La noche me ha congelado. Un anciano cruza el puente, no advierte que alguien lo esta observando, anda muy despacio, dando pequeños pasos trabajosos y vacilantes, sumido en sus reflexiones. La muerte va con el. Todo es penumbra. Grandes nubarrones: no hará buen tiempo. El matrimonio de Till se celebró en la montana, todo estaba cubierto de nieve y tuve que empujar a la abuelita hasta la cima. Desde arriba, Erika nos gritó que permaneciéramos sentados donde estábamos. Le conteste, en primer lugar, que no estábamos sentados, y luego, donde sentarse en medio de tanta nieve. Una oveja esquilada, atlética, que se había extraviado en la calle del pueblo vino hacia mi en la dudosa luz del alba, me obsequió con un balido y volvió a partir con su trote elástico. Ahora que esta amaneciendo comienzan a cantar los gorriones. Ayer el pueblo era indolente como una oruga cuando hace frío. Hoy, domingo, se ha acurrucado en su capullo. La helada ha hecho reventar las lombrices que no han conseguido cruzar la carretera asfaltada. Bajo los tejadillos de uralita acecha la soledad pronta a saltar.

Anduve sobre un alud de nieve mojada, al comienzo no me di cuenta. De pronto hubo un extraño movimiento de reptación en toda la pendiente, el suelo parecía esfumarse bajo mis pies. Que reptar? Que silbar?, me pregunte, Una serpiente? Y entonces toda la ladera se puso a reptar y a silbar conmigo encima. Mucha gente había tenido que pasar la noche en un estadio, y las gradas en las que dormían apretados unos contra otros eran tan rígidas que se produjeron verdaderos aludes humanos en vertiginoso descenso. No pude sujetarme a nada y acabe a orillas de un arroyo lejos de Poissons. Podía incluso ver su fuente originaria. Este arroyo, me dije, te llevara hasta el Marne. Ya había oscurecido cuando pase el Marne, en Joinville. Cruce primero el canal, luego el río que arrastraba en su corriente aguas maculadas de nieve. Al pasar ante una casa la televisión transmitía una competición de esquí. Donde voy a dormir? Un sacerdote español decía misa en ingles defectuoso. Cantaba desafinado en un saturado micrófono, pero detrás de el la pared de piedra estaba recubierta de hiedra. Unos gorriones hacían un ruido infernal....estaban tan cerca del micro que no se entendía nada de lo que decía el sacerdote. Los gorriones habían sido amplificados miles de veces. Entonces, una pálida muchacha se desmayó en la escalera, y murió. Le frotaron los labios con agua fresca, pero ella escogió la muerte.

jueves, 17 de febrero de 2011

DE UNA MUJER Y UNA SEMANA.


"Él recuerda aquellos años como si mirara a través del cristal de una ventana cubierta de polvo. El pasado es algo que podemos recordar pero no tocar y todo lo que se recuerda es borroso y vago."
In the mood for love. Wong Kar Wai.



Magdiel Aspillaga

Ella desapareció hace una semana exactamente como bala perdida, y mira que la traté de atrapar, plomo certero entre los dedos, arena entre miel y cal más allá de cada pie y cada paso lento y lento a la distancia que se trazaba entre uno y otro...lancé el teléfono mil veces por la ventana pero el volvía a entrar bravo conmigo y me decía -Llamala texteale algo, lo que sea o te voy a golpear-
A ella no le importa nada (you don't have to put on the red light) ella sigue y los caminos se le abren y los muros se derriban a su paso, ella baila come desayuna y después llora cada tarde cuando sabe que va a caer la noche después su cuerpo es de la noche esta hecha para la noche ella es la reina de la noche mientras yo me conformo con su voz de pito a través del vidrio entre las seis y las siete cada día. Permanentemente viene en madrugada su recuerdo que es como el recuerdo de una película de Dario Argento, ella aparece con una túnica azul (no se porque azul) y hay mucho viento con muchas hojas y grandes ventanales y detrás la sigue un personaje con una careta de ave y un cuerpo cubierto de abejas y de pronto la imagen empieza a desdibujarse, comienzo a olvidarme de su rostro de su risa de su tristeza y de su pelo rubio que no es real y entonces me despierto tenso, pongo a Luis Miguel en youtube... entregate mi prisionera...Luis Miguel se parece a mi hermano y mi hermano esta muy lejos ahora mismo....abre los ojos no me hagas sufrir...no te das cuenta que tengo sed de ti...mira hoy seras mía por fin.....dejame besar el brillo de tu desnudez (tocala de nuevo Sam) y sigo así toda la noche hasta las cinco de la mañana en que me doy cuenta que solo me quedan tres horas de sueño...esto no me pasaba desde la secundaria, esa cosa rara que viene de adentro y te levanta el estomago hasta el alma y el alma se te convierte en cuello y el cuello gira y el cuero cabelludo emana un calor como eléctrico, soy un hombre fosforescente en medio de una oscura habitación de madrugada mientras ella huye de domir al mismo tiempo, esta es una extraña reminiscencia fenómeno nemotécnico de algo que fué y pensé que no regresaría nunca mas, es verdad que me ha costado: tomar sopa con tenedor, caminar por las paredes, conversar con mi doble de su ausencia, discutir frente al espejo con esa otra parte que pertenece a los espejos, tener la mitad del cerebro dedicado a las acciones de locomoción y desplazamientos fisicos mientras la otra mitad la ocupa su rostro, su pelo deteriorado por los tintes y el estruendo de sus gritos (cuando ella grita todo el mundo mira y somos el centro cuando ella calla yo también me callo y me hace verme a mi mismo niño en mi casa con mis padres y eso es algo raro, es algo que me hace pensarla cada día aunque no este, siga o nunca mas la vuelva a ver) mirar la puerta y saber que allá afuera lamentablemente hay un mundo real con balas perdidas, cohetes inatrapables, ovnis misteriosos y una mujer que se disfraza, que es como Courtney Love con Juana Bacallao, que es de rosado y de sangre que menstrua y canta a veces también cuando yo canto con mi hermano y con Luis Miguel. Cuando comienzan a desdibujarse en mi memoria los rasgos de su cara me asusto, mucho, demasiado.

domingo, 6 de febrero de 2011

HABITACION DE SABADO EN ROMA.


Magdiel Aspillaga.

Es el tiempo que corre permanentemente a pesar de todo y todos, (eso lo escuche en el dialogo de alguna película que no recuerdo, una película de guerra de esas de “comandos” donde Chuck Norris tiene que rescatar a alguien de una tupida jungla y entonces su amigo mas cercano a punto de morir baleado entre las lianas de un pantano le grita -!Es el tiempo que corre permanentemente y a pesar de todo!- y Chuck Norris lo mira y levanta su ametralladora y ahí todos estamos seguros que aun le queda mucho al filme y que Chuck Norris va a vengar a su amigo y sobretodo que no va a morir. En ese momento de la película, el héroe ha destruido a la muerte, esa es la gran victoria del cine sobre el tiempo. Ya casi llega el Domingo, esta llegando, y yo pondré este post seguramente ya pasadas las doce como si se fueran a convertir todos los carruajes en calabazas y todos los ratones en hombres y después solo queda colocarse el cuello nuevamente y levantarse . Comienza nuestro día de no reposo –es nuevo día, un día magnifico no importa si para el pez plátano o para explotar indios- se trata de levantes absurdos, de sentir sin mas que somos dependientes de otros seres humanos sobre la tierra aunque en puntos exactamente divididos y en solo minutos fragmentos de algo que fue tiempo absolutamente definido. Como en un viejo filme de Edward S Potter donde el vaquero dispara a cámara, al lente no importa el peligro de cuantos mate al otro lado, lo determinante, lo imprescindible es que al tiempo hay que matarlo, hay que luchar contra el, contra la muerte, la muerte no puede llegarnos y si es preciso nos disparamos antes como en un acto heroico -primero muerto que caer en manos del enemigo- del enemigo tiempo, del enemigo tiempo distancia, tiempo real o no que transcurre en la otra realidad que usualmente muchas decimos “como en una película”, como si la vida real sucediera “adentro” de las películas.
Elena Anaya habla en euskera y yo trato de imitarla repitiendo mi apellido en voz alta pero es absurdo, todo es absurdo, los idiomas no son barrera porque ahora solo se trata de un espacio y dos personas juntas, es solo una habitación, quizás una ventana y las banderas exactas que ubiquemos entre nuestros propios bordes no importa si ingles, ruso, español lo que sea. “Memorial” suena Nyman en lo que se trata de prolongar un crimen, son muchos los que quieren violentar la ley -!la ley se hizo para violentarla, para desarmarla!-me gritan ellos cuatro desde las cuatro esquinas del cuarto (son fantasmas lo se, estuve mirando por la tarde “Paranormal activity 2” y parece que los invoque) Kurt Cobain cargando su escopeta, Hemingway hace lo mismo, como un filme del oeste de perfectos engranajes (también vi la ultima de los Coen, sigo mezclando títulos y estilos), Pavesse que no lleva escopeta sino revolver y Jean Eustache que se va a lanzar, golpear, arrancarse los pelos a sangre fría porque odia las armas y dice que no lo van a coger vivo y lo dice y lo repite seguidamente (los muertos son alegres los muertos no lloran ) y el alivio total de la vida y la muerte es algo que siguen cantando a coro las cuatro esquinas los cuatro fantasmas los cuatro jinetes y el amanecer violáceo sobre los tres mapas: el antiguo y el contemporáneo de esa ciudad que es Roma y que solo de turista conocí, y el mapa de la habitación, única y exacta habitación, permanente y tangible. Recuerdo las calles iguales a la calle que une y desune a Alba y Nasha...Sasha..Natasha. Roma no me fue tan atractiva, me recordaba a Cuba, yo caminaba y pensaba en Cuba y Cuba era y sigue siendo un fantasma llena de héroes que dicen y han dicho que tampoco los van a coger vivos. No me gusto mucho Roma en la vida real, me sigue gustando mas en las películas. Alli siguen Heminway, Kurt Cobain, Pavesse y Eustache que se sigue golpeando contra la pared de la esquina mas esquina, son cuatro puntas de algo que no logro descifrar pero que en este Domingo que comienza sin amanecer me es ilícitamente triste (me hubiera gustado que fueran cinco esquinas y en una estuviera Jack London) Cada día nos seguimos uniendo-separando mas por google-map, trato de ver la que era mi casa en Cuba por la red (Roma me recordó Cuba, una ciudad me recuerda un país completo), todo se ve borroso, sobrevuelo un espacio desconocido, soy un avión espía invisible, un U2 invisible en estas horas. Es raro, en internet mi pueblo esta de día, todo iluminado como si se tratara de un uso horario diferente, remoto, cinematograficamente imposible....y entonces que queda? me digo y trato de que alguien a esta hora tan temprana, demasiado temprana me aconseje. Los cuatro fantasmas famosos se acaban de disparar, “los cuatro mosqueteros”(que también se suicidaron, haciéndose harakiris al estilo japones) Pavesse ha muerto lentamente, Kurt Cobain se desploma mostrándome sus zapatos en blanco y negro, la boca de Hemingway no es sino un mural recortado en rojo contra mi cocina, Eustache se ha ido usando sus propios métodos y yo nuevamente trato de pensar en geografía no en color ni en historia, en geografía, en esa ciencia exacta o no que significa distancia, relieves , océanos, pueblos y el azar...ese cruel fenómeno que no soporto, sobretodo cuando la vida exige retornar a la normalidad, a lo que somos, o nos han dicho que somos y vamos a ser, mas allá de lo elíptico de una noche, de un nuevo día, de una habitación.

martes, 1 de febrero de 2011

JACK KERUAC: Es tu amigo, déjalo soñar...


Es tu amigo, déjalo soñar;
No es tu hermano, no es tu padre,
No es San Miguel, es un chico.

Está casado, trabaja, va a dormir
Al otro extremo del mundo,
Va a pensar en la Gran Noche Europea.

Le explico a él, a ti, mi camino no es el vuestro,
Niño, Perro —escucha: vete a buscar tu alma,
Vete a oler el viento, vete lejos.

La vida es una pena. Acerca el libro, vamos,
No escribas más en las paredes, en la luna,
La del Perro, en el mar, en el fondo nevado.

Vete a buscar a Dios en la noche, también en las nubes.
Cuándo se detendrá este gran círculo en el cráneo
¡oh Neal!; hay hombres, cosas, afuera que hacer.

Enormes tumbas tremendas de Actividad
En el desierto de África del corazón,
Los ángeles negros, las mujeres en la cama
con sus hermosos brazos abiertos para ti
en su juventud, suplicando algo de
Ternura en el mismo sudario.

Las grandes nubes de nuevos continentes,
Pies cansados en climas tan misteriosos,
No bajes hasta la otra parte para nada.
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